El expresidente de la Junta y secretario del PSOE extremeño, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, ha revuelto el charco de la política nacional al llevar a la conferencia de su partido, que durante este fin de semana elaborará el programa electoral, dos asuntos polémicos: el del canon digital, sobre el cual Ibarra estima que tendría que eliminarse y sustituirlo por una fórmula de pago a través de la declaración de la Renta; y el de la negociación con ETA. Según Ibarra, el Gobierno --cualquier gobierno-- no debería emprender ninguna clase de diálogo con la banda terrorista si no es contando con el apoyo del primer partido de la oposición.

Ambas ideas las presentará el dirigente socialista a título particular, sin pedir la aprobación del PSOE extremeño, y esta circunstancia tiene significado político porque lo sitúa --se sitúa él conscientemente; Ibarra, y menos a estas alturas de su experiencia política, no hace nada sin cálculo--no solo fuera de la disciplina del partido, sino frente a Rodríguez Zapatero: sus ideas sobre el canon y particularmente sobre la política antiterrorista reciben mejor acomodo en los oídos de los dirigentes del PP que en los de sus correligionarios, y este hecho, a mes y medio de las elecciones, tiene el significado claro de ser una china en el zapato de Zapatero.

Ibarra, con estas propuestas y con su forma de presentarlas, ha hecho que los extremeños visualicen el desapego existente entre él y los actuales dirigentes nacionales de su partido, una imagen de la que no sale beneficiado el PSOE.