De repente, como si no hubiera existido constancia de que el partido Acción Nacionalista Vasca (ANV) fue utilizado como mera franquicia de Batasuna en las anteriores elecciones municipales, se han desatado todos los huracanes para conseguir su ilegalización o suspensión por la vía de urgencia. Todo antes del 9-M. Se reúnen pruebas, se piden informes, se movilizan fiscales... Hay cosas que son ciertas casi solo por ser evidentes. En los anteriores comicios, la presencia gradual y parcial de ANV tenía utilidad para el Gobierno. Dividía el voto nacionalista y dejaba la puerta a una presencia política institucional del universo aberzale ante la remota posibilidad de que la negociación con ETA no se suspendiera. Entonces, todavía José Luis Rodríguez Zapatero y Alfredo Pérez Rubalcaba eran partidarios de desalojar del gobierno de Navarra a UPN con una alianza con Nafarroa Bai contra el criterio de José Blanco , que fue el que finalmente se impuso. Cuando se permitió la presencia de ANV, todavía era prioridad la negociación con ETA para constituirse en el bálsamo de esta legislatura. Ahora ocurre todo lo contrario: la mano dura contra el terrorismo es la mejor carta de presentación electoral. Y eso, claro, incluye a Acción Nacionalista Vasca. En las actuales circunstancias, ANV es solo un estorbo importante en unas elecciones generales que todas las encuestas demuestran que se van a decidir en el filo de una navaja y en la que dejar sin argumentos al PP en los temas relacionados con el terrorismo es una necesidad inaplazable. Personalmente creo que la consideración del universo aberzale radical como mero apéndice de ETA es una realidad que hay que asumir para acabar con el terrorismo. Si en el Gobierno por fin se han convencido de que, después del atentado de Barajas, no hay negociación porque no puede haber interlocutor, me parece una excelente noticia. Ilegalicemos a ANV despacio, porque tenemos una prisa que va mucho más allá del 9 de marzo. En esto del terrorismo, hacer las cosas bien es mucho mejor que precipitarse. Claro, si la motivación no es electoral.