TAtntes de los juegos de mesa intelectuales o artísticos como el Trivial o el Pictionary, y tras el reinado absoluto de los Geyper, que abarcaban del humilde parchís a la lotería en miniatura, cuyo mayor atractivo era el ruido de las fichas dentro del bombo, jugué yo mucho al Monopoly. Como los veranos entonces eran eternos, en septiembre, después de que mi madre nos prohibiera quedarnos dentro de casa alrededor del tapete, por aquello de que nos diera el sol, y eso que a ninguno nos amenazaba entonces la osteoporosis, al caer la tarde nos entregábamos a la reñida competición de acumular calles, recibir insólitas herencias de tías, edificar hoteles, pedir hipotecas, llevar la Banca o pasar una noche en la cárcel.

Ignoro si existirá el jueguecito en catalán, --seguro que sí-- pero recuerdo que --barcelonesa entre madrileños-- me hice yo uno para uso de propios y ajenos donde sustituí la desconocida carrera de San Jerónimo y demás vías de la Villa y Corte, por otras de la Ciudad Condal. La más importante y cara, por supuesto era la calle Lauria, hoy Roger de Lluria, donde pasé mi infancia feliz y despreocupada. Pronto aprendí que era mejor no arriesgar y que la inversión más productiva era hacerse con todas las estaciones. Eran baratas, si tenías las cuatro pagaban una pasta. ¡Y caían mucho! Con el sabor agridulce de la memoria feliz e irrecuperable, me vuelve el sabor, el olor y hasta llego a creer en la persistencia de la tez tersa de mi niñez. Sants y Norte, a las que no he vuelto, sustituyeron Chamartín y Atocha.

Y cada vez que cojo en esta última un tren a Cáceres, previo a un trayecto interminable, con asientos incómodos, ausencia de las mínimas comodidades, falta absoluta de puntualidad, frío gélido y lentitud exasperante, reparo en lo poco que se ha avanzado en el Suroeste.

Y me pregunto si precisamente, la independencia que es, entre otros, sinónimo de alejamiento, aislamiento e inconexión, y que algunos reclaman a gritos, como si se tratara de la salvación, no es algo que efectivamente Extremadura ya ha conseguido.