TNto entiendo esta manía del inglés. Que conste que no tengo nada contra la lengua de Shakespeare o Byron, pero es llegar el verano y una muchedumbre de chavales y chavalas salen disparados hacia Londres y alrededores para buscar un trabajo y practicar el inglés.

Me parecería de perlas si en esa muchedumbre predominaran los que dominan la lengua castellana, los que son capaces de escribir una redacción sin faltas, los que leen a nuestros autores más representativos, y los que escriben en el móvil con todas las letras. Y me choca que ahora cuando en Brasil ponen al castellano como lengua obligatoria, se multipliquen por dos los alumnos españoles que están deseando hablar inglés (casi sesenta mil están ahora pululando por Trafalgar Square).

A mí el inglés me pone cuando escucho el poema de Poe, El cuervo recitado en inglés por Jorge Márquez, es un monumento gutural que te deja el vello como escarpias...Pero tampoco es como para meterse a fregar platos, a vivir en un chamizo por el que te cobran veinte libras por noche y a cenar kebas para así poder ahorrar un poco.

Sospecho que debajo de ese argumento, hablar english, se oculta algo más, algo que desde que los Beatles cruzaron el paso de cebra, está ocupando los sueños de nuestros jóvenes, algo que tiene que ver con un estilo de vida diferente, un estilo de vida que, por desgracia, ha sido atacado dolorosamente por el terrorismo y que aprovecho para homenajear uniéndome a esos miles de compatriotas que están allí y que con más o menos nivel de idioma, volverán para seguir soñando sueños de lavaplatos felices, de "todo lo que necesitas es amor" y, sobre todo, sueños de tolerancia, libertad y convivencia entre seres humanos.

* Dramaturgo y directordel Consorcio López de Ayala