WMwás de un mes después del mal comienzo del curso escolar porque los alumnos de Bachillerato, por problemas organizativos conocidos y advertidos, no empezaron las clases el día que estaba fijado para ello, el 12 de septiembre, la consejera de Educación, Eva Pérez , continúa defendiendo no sólo que el curso se inició con "normalidad", sino afirmando que las quejas habidas no eran más que meras "cuestiones anecdóticas". Es triste comprobar que la consejera no aprende, y que lo haga simplemente por negarse a ello. No admitir que el curso escolar en Extremadura no empezó como era esperable y exigible, es decir, con todos los alumnos en sus aulas, los profesores en las suyas y el material a punto, y que la anomalía no era excepcional, es negar una evidencia compartida por todos los sectores educativos de la región, con la señalada excepción de la consejera del ramo, encastillada en una posición inexplicable. La sociedad democrática exige políticos que hagan su trabajo con dedicación e interés, pero también que admitan las evidencias y que reconozcan sus errores. No hacerlo es considerar a los ciudadanos como si fueran menores de edad, capaces de no discernir cuándo las cosas se hacen bien y cuándo no.