TLta vicepresidenta, Fernández de la Vega, asegura que el Ejecutivo trabaja "sin descanso" por reencontrarse con el PP. Tengo mis dudas, aunque tampoco cuadraría invertir la carga de la prueba. Quiero decir que también dudo de que el PP tenga excesivo interés en caminar junto al Gobierno en una operación teóricamente encaminada a expulsar a ETA de nuestras vidas para siempre.

Mientras la vicepresidenta parece apostar por la sintonía con el PP, desde Moncloa y desde Ferraz salen de vez en cuando recados que la desmienten. Recados que denuncian el "obstruccionismo" del PP y lo presentan como "enemigo de la paz". Una barbaridad. No mayor que hablar de la "rendición" del Gobierno ante ETA o acusarle de haberse comprometido a reconocer el derecho de autodeterminación.

El cruce de acusaciones entre los dos partidos pone en evidencia el doble lastre inicial de la operación anunciada el jueves pasado por Zapatero. Por un lado, la falta de apoyo del PP. Por otro, el incierto objetivo del proceso: ¿acabar con ETA o reconocer el derecho de autodeterminación de los vascos? Para abrirse paso en lo que Zapatero acaba de calificar desde la India como "operación de Estado", hemos de seguir el rastro de los hechos y no el de las intenciones, a la luz de un doble foco: el de la ley y el de la moral. No puede ser otro el método para abrirse paso en el camino propuesto a la ciudadanía por Zapatero.

Respecto a la sintonía PSOE-PP, el rastro de los hechos nos lleva a una amarga conclusión: la política ha desplazado las consideraciones morales y legales. La clave es esperar -y desear, ay-, el fracaso del adversario. Ambos juegan de forma insensata con las cosas de comer. Uno, para ganar por mayoría absoluta las elecciones generales o recostarse en los nacionalismos (PNV y CiU) para seguir en el poder. Otro, para recuperar la Moncloa perdida "por accidente" en marzo de 2004. Mantener vivas las respectivas apuestas electorales explica que ni al PSOE ni al PP les conviene ir de la mano. Penoso, pero cierto.

En cuanto al compromiso de Zapatero de respetar las decisiones que adopten libremente los vascos, solo un proceso de intenciones nos puede poner en guardia, pues el presidente fue preciso -y no es la primera vez- en el señalamiento de los límites : "procedimientos legales", "métodos democráticos" y "ausencia de violencia". Por no recordar una recinte declaración en un debate en el Congreso, donde dijo que el derecho de autodeterminación no está en el debate.

*Periodista