XSxi eres joven y conductor tienes muchas probabilidades de morir en accidente de tráfico. Esta alarmante afirmación se puede hacer a tenor de los resultados del informe que el Ministerio del Interior ha realizado sobre la siniestralidad vial durante 2004.

Por desgracia, ser joven y morir en accidente de tráfico es algo bastante común en este país, ya que los accidentes de tráfico son la primera causa de muerte juvenil en España. Eso nos sitúa a los jóvenes conductores españoles como los más inseguros de Europa. Estas cifras vienen a demostrar la poca presencia que la Educación Vial tiene en nuestra sociedad y especialmente dentro de nuestro sistema educativo. El actual currículo de Primaria y Secundaria contempla la Educación vial como un tema transversal que debe impregnar los conocimientos que se transmite al alumno. Las costosas campañas que se dedican a concienciar a los conductores no valen de nada si desde pequeños no tenemos asimiladas las actitudes de respeto, atención y prudencia que fomenta la Educación vial y que debemos poner en práctica ya seamos peatones, pasajeros o conductores. Unido a este bajo nivel de Educación vial hay otra serie de factores que contribuyen a que los jóvenes seamos carne de asfalto. En primer lugar, la popularización del coche y la moto entre los jóvenes españoles. El parque de vehículos ha crecido en España más del 40% en la última década. El tuning es la última moda entre jóvenes que consiste en preparar potentes coches con inimaginables artilugios que se acoplan a un vehículo. Por otro lado la anticuada legislación vigente en materia de tráfico y seguridad vial permite el hecho de que un joven con 18 años y sin experiencia pueda sentarse al volante de un automóvil con 400 caballos y más de una tonelada de peso, al día siguiente de haber obtenido el permiso de conducir en veinte lecciones. Además, la presión mediática que ejercen el cine, la televisión, la publicidad, los videojuegos... y el reciente éxito de nuestros deportistas del mundo del motor estimulan la pasión por la velocidad y las carreras en las carreteras españolas. Estos ingredientes forman un cóctel explosivo que estamos constantemente agitando y hacen pensar al joven conductor que son invulnerables ante la muerte que acecha en cada curva. Sería saludable desmitificar el coche, decir a los jóvenes que se trata de un instrumento cómodo, igual que el horno microondas, o el lavavajillas, y que es pueril depositar en él su virilidad y su apetito de hazañas. La publicidad televisada estimula, con talento además, esa mentalidad primitiva del automovilista. Así, un automóvil no es más que un instrumento corriente, pero que se transforma por medio de la publicidad en espada flamígera de la voluntad de poder del superhombre. Estoy de acuerdo que toda publicidad comporta una parte de sueño. No obstante, es necesario que guarde relación con la vida real. No se compra un coche para luchar contra un dragón en la cima de una montaña, como hacía recientemente Fernando Alonso en un anuncio de televisión.

En Extremadura no estamos exentos de este grave problema, más bien todo lo contrario, ya que casi encabezamos la lista negra de comunidades con más accidentes en 2004. Fuimos la segunda comunidad donde más aumentó el número de víctimas mortales en accidentes de tráfico respecto al año 2003. Los 12 muertos más de 2004 (145 frente a 133) suponen un incremento del 9%, solo por debajo del 31% que registró La Rioja.

La deficiente red de carreteras autonómicas, provinciales y locales es otro de los peligros con que nos encontramos los conductores a la hora de coger el volante. Según la patronal de las aseguradoras (Unespa), Extremadura es la sexta región en la que se registran accidentes de tráfico con mayor gravedad, con 11 puntos por encima de la media nacional. El 60% de esos accidentes se produjeron en las carreteras de la red autonómica o secundaria. Todos estos datos nos hacen pensar en el necesario esfuerzo que toda la sociedad debe realizar para poner freno a esta enorme tragedia. Todas las campañas de la DGT juntas no podrán disminuir este problema si no se hace un esfuerzo combinado por parte de todas las administraciones. Pero hasta el momento la Administración local, como siempre, es la gran olvidada en estos temas. El papel de los ayuntamientos debe ser fundamental a la hora de promover la Educación vial, pero eso supone destinar recursos desde las ya esquilmadas arcas de los municipios, y esa financiación ni existe, ni llega. Hasta el momento desde la Junta de Extremadura no se ha destinado ni un solo euro para promocionar campañas de Educación vial. Y lo poco que se ha realizado se ha hecho sin invitar a los ayuntamientos, aunque luego pretenden pedir colaboración para coordinar campañas. Si en los tres últimos años la siniestralidad vial ha aumentado en Extremadura, mientras que ha descendido en España (datos de la DGT), estamos ante un problema que se agrava cada año en nuestra región. Por lo que se hace necesario dotar a los ayuntamientos de suficiente financiación para desarrollar planes locales de seguridad vial que permitan la Educación vial a lo largo de toda la vida de nuestros ciudadanos.

La DGT sitúa a Extremadura como la tercera comunidad autónoma con mayor riesgo de mortalidad en los siniestros que tienen lugar en sus carreteras, con una media de 13 muertes por cada cien accidentes, esto nos obliga a que desde los poderes públicos se hagan esfuerzos por educar a los extremeños para reducir estas tasas. Más y mejor Educación vial, mejores carreteras, vehículos más seguros y un pacto mediático y social son indispensables para frenar esta catástrofe.

*Concejal de Juventud enel Ayuntamiento de Badajoz