Periodista

Está muy reciente la desaparición de un hombre que hizo de su vida una entrega total y apasionada al deporte base y su más que entusiasta promoción. Impulsor de las primeras y más elementales instalaciones deportivas en tantos pueblos cacereños y de sus múltiples actividades, con el atletismo siempre en primerísimo plano, porque para Juan Serrano Macayo éste era el auténtico deporte rey , donde prima el propio esfuerzo, voluntad y sacrificio por encima de intereses profesionales o pecunarios. Serrano Macayo, no lo olvidemos, fue el promotor de los Juegos Deportivos Escolares, nacidos con precariedad de medios y hoy felizmente consagrados en su mayoría de edad por la Junta a nivel de toda la comunidad autónoma.

Pero Serrano Macayo fue muchísimo más en el deporte cacereño desde que pusiera en marcha, con celo contagiante, la primera Delegación Provincial de Deportes y primera Casa del Deporte , allá por 1968, que con constancia y entrega desbordantes extendería después a toda la provincia. Junto a ello, la promoción y traída de nuevas federaciones deportivas, varias a nivel regional, que nos aportaron campeonatos nacionales y títulos insospechados, labor que, con el mérito indiscutible de los miles y miles de participantes del llamado Distintivo de Aptitud Deportiva --involucrando a tantos reclutas del CIR-- le mereció el reconocimiento nacional con la concesión del preciado Trofeo José Hermosa a la mejor promoción deportiva anual en toda España, que en 1972 le entregara personalmente en el INEF el entonces príncipe de España.

Juan Serrano Macayo, profesor de Educación Física, volcó sus conocimientos y contagió su incansable promoción en multitud de alumnos y colaboradores, hoy maestros en distintas disciplinas, consciente siempre de que eran necesarias unas mínimas instalaciones, siquiera, elementales, que lograría para tantos pueblos. A Cáceres trajo su primer pabellón polideportivo cubierto, el municipal, gracias a su prestigioso cartel y a su amistad con Juan Antonio Samaranch, inaugurado en febrero de 1972, sin olvidar sus gestiones de ampliación de la Ciudad Deportiva --frontón cubierto, pabellón, pistas de atletismo con fosos de saltos y lanzamientos-- o la consecución del estadio Príncipe Felipe , que es tal estadio porque se empeñó en que tuviera pistas de atletismo, inservibles para el profesionalizado fútbol. Y en Casar de Cáceres, el Complejo de Tiro Linos Lage , como en Plasencia su primer pabellón cubierto y después su Ciudad Deportiva; en Arroyo de la Luz --su pueblo natal-- otro complejo con frontón y piscina...

Y algo quizá menos conocido, un Serrano Macayo amante de los deportes náuticos --con título de capitán de yate obtenido en la Galicia de su inolvidable Carmiña-- que promovió los pioneros clubes náuticos de Extremadura.

En suma, era y vivió por y para el deporte y así debe ser recordado. Creemos que bien merece un reconocimiento público de este Cáceres al que se entregó sin reservas. ¿Por qué no dar su nombre a una calle o a ese pabellón municipal, hasta hoy innominado, que nos consiguió?