WEw l comisario europeo de Asuntos Económicos, Olli Rehn, no pudo decirlo ayer más claro, entre otras cosas porque era la segunda vez que metía prisa al Gobierno español para que presente los presupuestos de este año. La Comisión no estudiará la eventualidad de una modificación del objetivo de déficit hasta que conozca qué planes tiene el Gobierno para el 2012 y hasta que le explique cuál fue la desviación del déficit del 2011 y por qué motivos.

Mariano Rajoy no va a presentar los presupuestos hasta el 30 de marzo, cinco días después de las elecciones andaluzas. Y tiene motivos para hacerlo. En las cuentas del reino ha de incluir las medidas con las que recortará el déficit en 25.000 millones de euros. Ya sabemos que los otros 15.000 procederán de la subida del IRPF. Pero el resto supondrán unos ajustes muy fuertes que a buen seguro tendrán consecuencias negativas para el consumo. Además, también podrían lesionar las expectativas electorales del PP andaluz. Lo saben hasta en Bruselas. Pero el presidente del Gobierno insistió ayer en Roma en que no mostrará sus cartas hasta después de los comicios. El interés por retrasar esas malas noticias le lleva a posponer incluso la elaboración de las previsiones sobre nuestra economía con el argumento de que antes quería conocer las de Bruselas, cuando la mayor parte de los datos que utilizan los técnicos de la Comisión Europea proceden de la Administración que él dirige.

Pero, en cualquier caso, los pronósticos que Bruselas dio a conocer ayer pueden servir de excusa para que Alemania y Francia acepten aflojar un poco la mano. La economía de la eurozona caerá un 0,3%, cuando el anterior cálculo era de medio punto positivo. El PIB español perderá el 1%, lo que dibuja un escenario muy adverso para aplicar los recortes que lleven el déficit público al 4,4% comprometido. El hecho de que España diera ya un giro hacia la política de austeridad en mayo del 2010, que ha continuado con la llegada del PP al Gobierno, y de que el PIB de Italia, la tercera economía del euro, vaya a caer el 1,3% este año pueden ser argumentos que ayuden a la flexibilización de una disciplina dura y que en estos momentos resulta contraproducente.

El propio Rajoy anunció ayer que el cuadro macroeconómico que presentará su Ejecutivo incluirá una caída del PIB superior al 1% que espera la Comisión Europea para este año. El Gobierno español confía en que Europa fije un objetivo de déficit realista teniendo en cuenta el escenario de recesión y que 2011 cerró con un déficit superior al 8% del PIB, dos puntos más que el anunciado.