Lectores

Eufemismos

Antonio Estevil

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Tal vez si llamáramos a las cosas por su nombre, la democracia saldría ganando, y mucho. Por ejemplo, calificamos de operación financiera lo que, a menudo, es un robo; llamamos político a un simple manipulador; empleamos el término amor cuando nos referimos al sexo; botellón, por borrachera colectiva, y consideramos abogado a un tergiversador. Vivimos en un mundo en el que la palabra mentira no tiene sentido. Todo vale y todo se vende.

POLITICA

Caso Camps

Miguel Sánchez

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El caso Camps --visto lo visto-- sigue coleando y asemejándose cada vez una pizquita más a la novela La historia interminable , del escritor alemán Michael Ende, una de las obras de la literatura contemporánea del siglo XX. Habida cuenta que sus últimas actuaciones han sido caldo de cultivo de los medios informativos, quienes no han tardado ni tanto así en airearlas a los cuatro vientos.

Primero fue su pomposa exhibición al volante de un impresionante coche de carreras de la escudería Ferrari, yendo acompañado nada menos que de nuestro campeonísimo Alonso. Segundo, el desagradable incidente mantenido recién con un joven en la calle, a consecuencia de que le llamara entre otras lindezas corrupto.

Al chavalote en cuestión, al que le tildan unos de energúmeno y otros de valiente, bien debieran recordarle que el --hoy por hoy-- honorable barón valenciano, representa a todos los ciudadanos de la comunidad levantina, libremente elegido. Porque la democracia mientras no se demuestre lo contrario y a pesar de que cuando queda reconocida por su propio partido la existencia de una trama corrupta como la actual, el político honrado bien debiera dimitir consiste siempre en respetar a quien salió con el beneplácito de la mayoría, guste o no, hasta las próximas elecciones. Uno estima que y ladeando cuestiones de cobardía o valentía adicionales, los que salen verdaderamente tocados son conceptos tan importantes como los de ética personal, así como de educación cívica y democrática.

SOCIEDAD

Navidad

José A. Calvo Baena

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Quien comprende el significado verdadero de la Navidad, comprende perfectamente lo que es poner un Belén o cantar un villancico. La Navidad nos recuerda el nacimiento de Jesús, nacido en una gruta para traer a la Tierra un mensaje de amor, el más sublime, también al más lejano, al más distinto, al que no ama, el amor más extremo llevado hasta el sacrificio de la muerte. Por eso, quien quiere quitar el símbolo de amor a la vida que representa el nacimiento de Jesús, con sus manifestaciones como colocar belenes o cantar villancicos, no entiende nada de nada. Como una tradición más, aparece cada año por estas fechas la pretensión de algunos políticos radicales de erradicar los signos cristianos. Pero negar el espíritu cristiano en la Navidad no ayuda a nadie: eso es anticulturalismo. Las minorías no se sienten ofendidas porque haya unos festivales de villancicos de niños. Todo lo contrario. Las mayorías también tienen derecho a expresar lo que tradicionalmente bueno han hecho. ¿Qué daño puede hacer el hecho de montar un belén en una plaza? Solo quien tiene una imaginación estropeada o políticos que no sirven al bien común pueden creerlo.

CRISIS DEL ALAKRANA

Todo está malpara el PP

Pepa Ceferino

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Llueve sobre mojado para el Gobierno. Para el partido de la oposición, todo vale y, como es lógico, todo lo que hace el Ejecutivo está mal. Si se hubiera mantenido rígido ante los piratas somalís, sin negociar, y los pescadores del Alakrana hubieran muerto, la oposición llamaría asesinos a Zapatero y sus ministros. Si el Gobierno paga el rescate y los trae de vuelta a casa sanos y salvos, es un desastre: ¡ha pagado rescate! (Por cierto, creo que los armadores son los que tendrían que pagar ese rescate, por mandar barcos a aguas de demasiado riesgo). Así que, haga lo que haga el Gobierno, lo hace mal. De lo que se deduce que a la oposición le importan un bledo los pescadores y las familias de los pescadores. Lo único que quiere esta oposición es llegar al poder como sea.