En educación, como en otros planteamientos que dependen del Gobierno central, pareciera que la tardanza en dar soluciones fuera realmente la solución en sí. Y es que en referencia a la Lomce el cansancio de la comunidad educativa por la lentitud en su derogación o reforma está apreciándose ya de manera explícita y buen ejemplo de ello es el escaso seguimiento que tuvo ayer por parte del profesorado la jornada de huelga convocada al afecto: apenas un 5,2% de los profesores extremeños se sumaron a la misma, mientras que en el caso del alumnado alcanzó el 50%. Es verdad que esta ley tiene una amplia componenda política, pero no es menos cierto que se llevó adelante gracias a la mayoría del PP de la pasada legislatura, sin contar con la participación de ninguna otra fuerza política con representación parlamentaria. Las leyes, y más concretamente en materias como la educación, requieren de un respaldo general para llevarlas a término, pero encima ahora ha cambiado tanto el arco parlamenterio español que la norma no casa en absoluto con el ideario mayoritario de las fuerzas políticas presentes en el Congreso. El gobierno debe plantear este debate ya mismo o, de lo contrario, el resto de fuerzas políticas forzar a que lo haga.