Escritor

El gran problema que siempre tenemos los españoles es el de hacer por lo menos dos comidas al día. Y a veces pasa que llegan personajes extraños como traídos para un atraco, y uno de esos últimos personajes es el último jefe del Centro Territorial de TVE, Loreto Murillo, con necesidades perentorias en los pasillos de Prado del Rey. Lo primero que sucede es que llegan quejas sobre el director, que no da la talla:

--Oye que éste no nos sirve. Que sigue Rodríguez Ibarra saliendo más que Floriano.

Y entonces, sale uno al pasillo de TVE, y calibra al personal:

--¿Tú estarías dispuesto a arrasar en Extremadura? No queremos ni ver a Rodríguez Ibarra.

Y pasa como en las corridas de sobreros, que se tira el espontáneo, y comienza a dar afarolados y traspiés después de darle con un cuerno en el culo el toro, y ponerlo de albero hasta las cejas. Y éste es el hombre que buscaban. Yo no sé cuántos arrojados espectadores puede tener TVE en Extremadura, pero hay que reconocer que están dispuestos a todo. Se trata de una tropilla dispuesta a que o la televisión haga sangre o no merecer la pena verla. Y tampoco es que haga mucha sangre, pero sí es cierto, que al menos hace morcillas de mondongo, o bien mondonguillas. Se trata por tanto de una televisión que no llega ni siquiera a los presupuestos mínimos de la inteligencia, pero eso sí, que salga Floriano con la dificultad casi imposible de demostrar que es un adversario creíble. Hablo un poco por lo que me cuentan, porque jamás he sido espectador de algo que no existe, porque esa televisión en Extremadura es creer en lo que no existe. El pobre Loreto Murillo, es como un paracaidista arrojado casi a la fuerza y forma parte de ese personal de tropa que cuando lo ves caer sobre tu cabeza, observas que va forzado. Está ocurriendo en estos momentos en casi todos los extremos de esta campaña rara y obtusa, de unos perdedores que ven que se acerca su fin, y se ponen como las moscas modorras. Ver en televisión a Celdrán, comparar las recalificaciones con la venta de una casa antigua de la familia Puebla, que tanto ha sufrido en los últimos días, me parece una canallada. No es la misma especulación, señor alcalde. En fin, que dan ganas de salir corriendo, pero también es lo que desean para seguir haciendo y deshaciendo. La prevaricación está a la orden del día me decía un abogado días pasados.