Hay noticias que, aunque aparentemente tengan lecturas sesgadas e interesadas, son malas para todos. La renuncia de Josep Piqué a la presidencia del Partido Popular de Cataluña debe generar una reflexión serena frente al silencio imperante en el PP y la utilización maliciosa por el PSOE.

Representa, sin duda, una mala noticia, pero lo es para todos. Lo es, en primer lugar, para Cataluña, comunidad no sobrada de espacios y talantes de moderación. Afortunadamente, el sosiego de José Montilla contrasta con la noria disparatada de ocurrencias del anterior inquilino de la Generalitat.

XY ES UNA MALAx noticia para el conjunto de la política española porque, aunque era dirigente del partido a nivel autonómico, su imagen trascendía el ámbito territorial catalán por su propia personalidad y por el hecho de haber ocupado varios ministerios relevantes en la época de José María Aznar .

El momento actual a nivel del conjunto del país tampoco es el mejor, pues en cualquier partido no sobran personas, antes bien al contrario, que hablen y que practiquen la virtud del sentido común y la moderación. Toda la legislatura, desde su inicio, se ha desarrollado en un clima de una clara crispación, de la que todos tenemos algo de responsabilidad, al igual que los medios de comunicación.

Fue Piqué firme al defender la postura oficial del PP en la desafortunada singladura del proceso de reforma del Estatuto catalán, pero la manera en que lo hacía estaba presidida por la corrección, la educación, sin necesidad de tensar el ambiente general, en el que algunos convertían la discrepancia legítima con una sensación de hostilidad hacia lo catalán que perjudicaba a todos, pero especialmente a mi partido.

En una etapa de desencuentros permanentes y ausencia de puentes entre los dos grandes partidos estatales, con una radicalización de asuntos como la memoria histórica o la mala gestión del denominado proceso de paz, talantes moderados eran echados en falta. Escasas eran las voces internas o públicas de dirigentes de ambos partidos haciendo llamamientos a la serenidad. En una etapa en que entre todos (también en el PSOE) anida la idea de prietas las filas para embestir al contrario, no queda espacio para estas apelaciones, so riesgo de, al moverse en la foto, ser destinado al fuego eterno. Por ello, voces o actitudes presididas por el sosiego son muy necesarias y exigibles. Ahora hay una menos.

Asimismo, este abandono, que es casi ya noticia de hemeroteca, no es buena para el Partido Popular. Algunos, internamente, se alegran de esa marcha y muchos, calladamente, lo lamentan. Sin embargo, la proximidad de elaboración de las listas electorales y la necesidad de no generarse enemigos en el aparato del partido hacen que escasísimas personas del PP hayan expresado un lamento por esta renuncia.

Soy de los que hace tiempo vienen reivindicando el derecho de que todos quienes estamos en el proyecto popular tengamos cabida. El PP es un proyecto plural en el que no puede hacerse una apropiación por un sector exclusivo. Todos tenemos que entender que los matices enriquecen el proyecto común. Por ello, el partido no puede estar patrimonializado por ninguna corriente, y menos por aquella que, por su carácter marcadamente conservador, siempre será manifiestamente insuficiente para ganar unas elecciones, por muy lamentable que lo hiciera el partido gobernante.

XCIERTAMENTEx, cuando la línea predominante sea netamente de centro, saldrán defensores de ella de debajo de las piedras, y de los ahora silenciosos habrá no pocos que reivindicarán su perfil centrista "desde siempre". Es humano. Mientras tanto, los que públicamente estamos posicionados y marcados en este sentido, tenemos claro que también es este nuestro partido y que es necesaria la concurrencia de todos. No es positivo que los que tienen esos planteamientos se puedan sentir maltratados o exista indiferencia o interés en señalar la puerta a quien tenga una postura con matices. Hay que sumar, no restar.

Como nunca he confundido la lealtad con la sumisión, reitero desde mi libertad y mis convicciones sinceras el apoyo a Mariano Rajoy , quien por sí mismo sí que representa un talante moderado. Por ello, es un deber demandar que personas de peso y relevancia, no lastradas por el pasado, hagan una reflexión profunda, sosegada y sincera a quien debe tomar decisiones sin hipotecas y pensando, de verdad, en el futuro.

*Diputado del PP por Madrid