En la Semana de Poesía de Barcelona se ha rendido merecido homenaje a Rafael Alberti, de quien este año se celebra el centenario del nacimiento (aunque en realidad se cumplió el 16 de diciembre del 2002). María Asunción Mateo (Valencia, 1944), la mujer que compartió los últimos 18 años de la vida del poeta, ha disertado sobre él.

Profesora de Literatura, escritora y traductora, Mateo conoció en 1982 a Alberti, a quien solicitó un autógrafo que derivó poco menos que en un flechazo mutuo. El, octogenario, había tenido dos grandes amores: María Teresa León, la madre de su hija Aitana, y Beatriz Amposta. Ella, treintañera, se había separado de su marido, con el que tuvo dos hijos en cinco años de matrimonio.

Para Mateo, admiradora y conocedora de Dámaso Alonso, Rosa Chacel y Dulce María Loynaz, entre otros, lo de Alberti fue un sueño: "Rafael era como un imán. Lo único que querías era volver a verlo". Pero a Mateo le han llovido los ataques. La han acusado de modificar en su beneficio textos del quinto tomo de La arboleda perdida (las memorias de Alberti). La han acusado de influir en el último testamento (el poeta firmó 10 entre 1991 y 1996) y de ningunear a Aitana, tanto en actos familiares como en la fundación que se ha creado. No obstante, el tiempo juega a su favor más que en el caso de otras viudas célebres.