Siete en enero, doce en febrero, cinco en marzo, tres en abril, ocho en mayo, cuatro en junio, dos en julio, cuatro en agosto, dos en septiembre, cinco en octubre y dos en noviembre. No es la letra de una canción festiva. Es el número de mujeres muertas cada mes por violencia machista en 2017. Hasta antes de ayer. Cada una de ellas merece un llanto interminable.

Luego vienen las palabras y se agotan los adjetivos, «deleznable, vil y cobarde», y los sinónimos para encarecer el horror, «profundo dolor y consternación» y la reacción empática, «se unen al dolor de la familia y muestran su solidaridad» y las condenas póstumas, impotentes y rabiosas, «la más enérgica condena» y el deseo de un futuro que evitará lo que ayer no tuvo remedio, «firme compromiso en la lucha contra la violencia de género» y las formulaciones firmes y generales, «determinación para contribuir a erradicar la violencia machista y construir una sociedad libre de esta intolerable e injustificable lacra social». Para fortalecer esas palabras vienen los gestos, «minuto de silencio» y las manifestaciones, «concentración de repulsa de 15 minutos de silencio».

Hay recuerdos cargados de cariño, «todos la adoraban, de verdad», otros de arrepentimiento tardío, «desearía haberte preguntado más si realmente estabas bien» y otros de sorpresa, «no se me ocurriría pensar que esto ocurriera porque hablaba muy amablemente con todo el mundo». Hay gritos de desesperación, «¿Dónde estaba Dios la noche del pasado miércoles cuando ocurrieron los hechos?» y dolorosas llamadas públicas, a la reflexión, «todas las instituciones y toda la sociedad han de hacer una profunda reflexión para liquidar una lacra con la que no se puede convivir y en el fondo representa uno de los mayores sufrimientos para las familias y la ciudadanía».

Y aunque Lilibet, María, Raquel, Irina, Sofía, Fadwa y tantas inocentes más ya no las oirán, no podemos dejarnos vencer por la tentación del desánimo o por el acostumbramiento cobarde y culpable. Hay problemas gravísimos más allá del 21 D. Este es uno de ellos. Y urgente.