WEwl Parlamento Europeo ha decidido pedir una pausa en el proceso de ratificación de la Constitución de la UE. Los Grupos Socialista y Verde de la Eurocámara quedaron solos, y minoritarios, al pedir que sigan efectuándose los referendos previstos pese a los noes mortales de Francia y Holanda. Al actuar dividida en dos, la Eurocámara no ha podido desatascar el problema ni fijar unos ejes constructivos para el crucial debate sobre el futuro de Europa que realizarán los líderes de los Veinticinco en la cumbre del 16 y 17 de junio.

El PP español ha pesado, y mucho, en el cambio súbito de postura del Grupo Popular del Parlamento Europeo. El apoyo a congelar la Constitución europea quizá responde más a su fijación en la política interna española, que es desgastar a Zapatero, defensor de lo contrario, que a una estrategia pensada para superar la actual crisis de la UE. Los dirigentes políticos dicen haber tomado conciencia del enorme alejamiento de los ciudadanos respecto del proyecto europeo. Pero resulta preocupante su falta de ideas e iniciativas concretas para recuperar el respaldo de la población ante la magnitud de lo que está en juego, que es el ser o no ser de una Europa política además de económica.