Dijo Vara que no iba a entrar en la Junta como elefante en cacharrería y Monago ha contestado que más bien parece que ha llegado una manada de paquidermos. El líder del PSOE está quitando de en medio todo lo que huela a PP, se puede decir que está echando por tierra los principios según los cuales se estaba configurando un nuevo modelo para Extremadura que no era otro que el modelo PP. Todo político, cuando llega al poder, quiere marcar su impronta, así lo hizo Monago que por cambiar hasta se cargó la denominación de la 'Junta' e impuso la de 'Gobex', pero en el caso de Vara lo que pretende más bien es una vuelta a lo anterior, retomar "la normalidad" de lo que había hace cuatro años, quitar los aspectos más característicos de la etapa popular, descalificándolos o tildándolos de ocurrencias, y desterrar de la memoria colectiva ese mal sueño que fue para los socialistas perder las elecciones en 2011. Y la verdad, funciona. El PSOE parece haber vuelto a encontrarse consigo mismo como si nunca se hubieran ido, mientras que los populares, por el contrario, andan como perdidos, como si aún no se creyeran que les restan, cuanto menos, cuatro años de travesía por el desierto.

Hay que ver lo que une el poder y lo que separa no tenerlo. ¿Alguien se acuerda de las dudas que ofrecía Vara como candidato cuando perdió las elecciones de 2011? El líder de los socialistas ha resucitado, ha revalorizado su papel dentro del PSOE hasta el punto de que nadie cuestiona ahora su liderazgo. Hace cuatro años más de uno en la sombra le invitaba a colarse en las listas a Madrid y conspiraba buscando nuevos valores dentro del partido. Ya nadie dice que sea blando ni que su personalidad amigable sea un lastre para ganar unas elecciones. La autoridad moral dentro de los partidos la ofrecen las urnas por mucho que se hable de personalidades arrolladoras u otras ñoñerías. El nuevo PSOE extremeño, que ya empieza a existir, tiene como misión ahora cargarse al viejo y con el peso de los votos y la recuperación del poder es el momento de dar el paso ofreciendo salidas airosas a la vieja guardia. El Senado puede ser un destino de lujo para algunos, aunque los pesos pesados se resistan a abandonar sus antiguas posiciones. Ahí está, si no, el ejemplo de Ramón Ropero , alcalde de Villafranca, mucho tiempo en las filas socialistas que, de momento, planta batalla diciendo que va al Senado pero que, de dejar la alcaldía nada de nada aunque vaya en contra de los principios del partido de una persona, un cargo.

En el caso de PP aún resta por saber qué listas se van a configurar al Congreso y al Senado en las próximas elecciones del 20 de diciembre. Sin embargo, en la oposición, donde hay poco que repartir, los destinos de Madrid son muy al contrario un destino glorioso, un sustento de primer orden para quien tiene decidido vivir de la política. De ahí que exista expectación en las filas populares y también codazos, dada la cantidad de descolgados que han traído consigo las elecciones perdidas de mayo. Hoy por hoy nadie pone en cuestión el liderazgo de Monago a las claras, pero queda tiempo por saber qué derroteros coge el partido, sobre todo si las generales van a dejar o no un escenario peor que el de ahora.

Al final Monago va a depender de sí mismo, de su capacidad para llevar las riendas del PP en la oposición. Nadie en la derecha extremeña podía siquiera imaginar que iban a ser capaces de tumbar al coloso PSOE extremeño y el heredero de Celdrán , sea por la razón que fuere, lo logró. Y eso tiene su mérito entre las filas del PP y supone que llegados una vez a la meta, pueden venir más. Pero el castigo de la oposición, después de haber gozado de las mieles de la 'Junta', o del 'Gobex' en este caso, es una losa que no todo el mundo puede soportar. Ahí estará su fortaleza y, con él, la del resto de su partido.