Hecho el balance de muertos en nuestras carreteras tras el periodo vacacional ha resultado negativo para el vehículo de dos ruedas. El perfil es el de jóvenes entre treinta y cuarenta años que se atreven a conducir motos de gran cilindrada sin haber conducido jamás otro tipo de moto. A esto hay que añadirle otras variables como las carreteras en mal estado, la ausencia de guardarrailes que en muchos casos sirven de gillotina, o bien, la facilidad para conseguir el permiso de conducción para este tipo de vehículos. Estos hechos lamentables no deben suponer el aumento en el concepto de delincuentes de la carretera que muchas veces se les asigna injustamente, y es que muchos de nosotros tenemos un concepto equivocado de los moteros, y en bastantes ocasiones los relacionamos con gente ineducada, desconocedora de las normas cívicas y de circulación, que se van saltando los semáforos y los ceda el paso, o que cuando menos te lo esperas te adelantan por la derecha. No es bueno generalizar, y el término incívico no tiene por qué estar relacionado con la gente que va en moto. Por si fuera poco el mal concepto de los moteros los culpamos también de los ruidos. Como en cualquier otro ámbito de la sociedad existe un diez o doce por ciento de moteros que hacen ruido, y dentro de ese mundo coexisten dos tipos de moteros: los que tienen moto porque la sienten y la viven de forma especial y los que las tienen para que les miren. Mientras haya muchos de los segundos los primeros serán encajonados con ellos porque, como en todas las minorías, pagan justos por pecadores. Es injusto que el único referente de moteros esté incluido en esa representación, porque no es cierto, ni se ajusta a la verdad. Es hora de acabar con ese mito, que seamos capaces de entender que quien no tiene educación no la practica cuando conduce una moto, ni cuando conduce un coche, y que los medios de comunicación deben implicarse de forma positiva, escribiendo artículos y grabando imágenes donde veamos la otra cara de la moneda, a esos otros moteros que sí cumplen las normas cívicas, viales y de moralidad, además de hacer labores humanitarias y de solidaridad. A pesar de ser el país puntero en afición motera, nuestra sociedad es la más antimotera de Europa, de ahí quizás la mala publicidad. No es justo, ni razonable juzgar a todos los moteros por igual. ¿Por qué no se cuenta que está demostrado que el 80% de la contaminación acústica la producen los martillos neumáticos de las obras municipales, los camiones, las calles colapsadas de coches, los edificios en construcción, el coche del vecino que lleva la radio con dieciocho altavoces, o cualquier otro, que pone la música a más decibelios de los que podemos soportar.

XEL VEHICULOx de dos ruedas siempre será peor visto y no es que se trate de una lucha entre usuarios de coches y motos, pero no hay que encasillar al conductor de dos ruedas, porque la clave del problema no es ese, sino en la de algunos jóvenes descerebrados, que ahora van en ciclomotor, pero cuatro años después llevarán un coche.

El que es motero sabe que el nivel de conducción entre ellos es bastante bueno, son conscientes de que la moto es un capricho restringido de quienes disfrutan con ella, y que el coche es, en general, una herramienta popular, y en el caso de un porrazo siempre perderá más el de la moto que el del coche. Por lo tanto, a pesar de los descerebrados que hay conduciendo coches y motos, el problema no es el vehículo, sino el estado de las neuronas. Por lo tanto, si hay diez imbéciles conductores de dos ruedas, no quiere decir que todo el que va en moto sea un imbécil, de la misma manera que si hay diez imbéciles que van sobre cuatro ruedas, no quiere decir que todo el que va en coche sea un imbécil.

El binomio moto más motorista no necesariamente tiene que ser sinónimo de vándalo o irresponsable. Miles de aficionados de toda España se concentran en diversos lugares de nuestra geografía cada año en perfecta armonía y dando muestras de civismo. No estaría de más que otros colectivos tomaran ejemplo de ellos. Queda que en España la moto reciba el apoyo que merece como alternativa para descongestionar el tráfico de nuestras ciudades, y un importante paso sería de acuerdo con la normativa europea, la desaparición de las cuchillas guardarrailes que tantas vidas se han cobrado ya, y la adecuación para la expedición del carné para dichos vehículos en la medida que requieran los mismos. En honor a todos los que lo han sufrido con sus propias vidas por todo ello vaya este artículo.

*Madre de un motero responsable