Escritor

Una mujer muere en Italia de gangrena por no dejarse --razones estéticas-- amputar un pie. Más allá de la anécdota (dura y discutible) el tema entra a mayores: el derecho --estando lúcido-- a elegir la propia muerte. Caminos de la eutanasia, en suma. Muchos políticos y todas las iglesias cristianas abominan de este asunto o no lo entienden. La libertad individual (cada día más mermada) no consiste sólo en votar a éste o a aquél. No. Libertad --señaló Aristóteles-- es elegir, aun equivocándose. Y estando la persona en su cabal juicio, ¿por qué no decidirá sobre su muerte, les guste o no a los otros? Nada se decide sobre el vecino. Sólo sobre ti mismo. Y hay derecho a morir conforme a la propia voluntad. Incluso por la estética de un pie. Aunque sea un caso evidentemente extremo.