LEn algunos países es impensable ver a una mujer convertida en presidenta del Gobierno. En otros tampoco en ministra. En muchos ni siquiera en parlamentaria. Incluso hay países en los que la mujer sólo tiene ‘derecho’ a vivir siendo prolífera madre y sumisa esposa. Eso ocurría en España no hace mucho tiempo. Cuando casi todas las familias eran numerosas y las mujeres necesitaban permiso del marido para todo. No lo debes olvidar para valorar hasta dónde hemos llegado, y por supuesto, hasta dónde debemos llegar.

Hoy, cuando paseabas por la ciudad, has pasado junto a una cancha deportiva y has visto a un grupo de chicos y chicas jugando al fútbol, entremezclados unos con otros. Te has parado a observar y te ha sorprendido la destreza y eficacia de algunas chicas con el balón entre los pies. Esto te ha llevado a pensar en la positiva progresión del deporte femenino, y en que transcurridos algunos años habrá chicas con la calidad futbolística suficiente para jugar en los mejores equipos masculinos de primera división. Puede que dentro de un tiempo, equipos como el Real Madrid o el Barcelona estén compuestos por hombres y mujeres, simplemente porque existan mujeres tan buenas o mejores que muchos hombres jugando al fútbol.

Aunque sabes que para que eso ocurra, muchos hombres deben superar muchos prejuicios, y muchas mujeres han de rechazar ciertos roles establecidos solo para mujeres.

Recuerdas los insultos machistas proferidos por hombres a una mujer arbitra en un partido de fútbol. Y reconoces el desinterés general de la mayoría de las mujeres por el fútbol. Como si éste sólo fuese cosa de hombres. Basta ver las pocas mujeres suele haber entre la clientela de un bar viendo un partido de fútbol en televisión.

«Tú no eres un entendido de fútbol. Para ti es un deporte de paso, que no sigues con demasiado interés, aunque ves algún partido de cuando en cuando. Pero como todo lo que celebra el ser humano, el fútbol es susceptible de ser analizado, ensalzado o criticado. Y crees que perdería la pizca de brutalidad que le sobra y adquiriría el tanto de mesura que le falta si la mujer participara más en él.