Tanto el PP como el PSOE han rechazado la oferta del lendakari Juan José Ibarretxe para dialogar sobre el conflicto que ha desatado la negativa del legislativo vasco a disolver el grupo Sozialista Abertzaleak. La ejecución de la sentencia del Tribunal Supremo que ordena la desaparición del grupo que reúne a los diputados de la antigua Batasuna en el Parlamento vasco es técnicamente complicada. Y no sería descabellado que los partidos de Euskadi pactasen la forma menos traumática de acatar la resolución sin vulnerar la soberanía de la Cámara. Pero otra cosa es la intención de Ibarretxe de supeditar el cumplimiento de una decisión judicial a las conversaciones políticas que puedan mantener los gobiernos español y vasco y el líder del PSOE. Al igual que sucede con los planteamientos del presidente del Parlamento vasco, Juan María Atutxa, para no ejecutar la sentencia, el PNV lleva a la práctica la lógica de la autodeterminación: no hay ningún imperativo legal y todo es negociable con Madrid en función de la voluntad de los representantes políticos vascos. Nada que ver con el respeto al Estado de derecho y con la voluntad de superar por cauces jurídicos el inédito conflicto que enfrenta al Supremo con el Parlamento vasco.