TDtice mi amigo Carlitos García que casarse con una novia clásica es una ardua, larga y costosa tarea que sólo puede cumplir un novio tradicional. Insiste en que sabe bien de lo que habla, porque hará el papel de padrino en la que será la película de la boda de su hermana, que para casarse ha necesitado tanto tiempo y dinero como el que se necesita para realizar una superproducción hollywudiense. Y es que estos novios clásicos no están dispuestos a pronunciar el sí, quiero sin antes acondicionar el evento con una serie de imprescindibles infraestructuras y cuidados detalles.

Para empezar, cuando dos personas se hacen novios clásicos, lo primero que deciden es comprarse un pisito y amueblarlo; y mientras no haya pisito con muebles, no hay boda. Una vez que se tienen las escrituras del piso y el compromiso con un banco de pagarle un pastón de hipoteca al mes durante veinticinco años, se decide la fecha de la boda y la iglesia. Debe haber un intervalo de tiempo de un año, más o menos, desde el día de la entrega de las lleves del piso hasta el día de la celebración del enlace, para que dé tiempo a llevar a cabo todos los preparativos. Los novios clásicos siempre intentarán concertar la ceremonia religiosa con una iglesia de prestigio y la celebración del banquete con un restaurante distinguido. La novia mirará y remirará, se probará y se volverá a probar --casi siempre acompañada de su madre y alguna hermana si la tuviera-- vestidos de novia hasta el hartazgo. El novio llevará un traje elegido por su madre y su novia. Seis meses antes se contratará a un fotógrafo para que haga el reportaje. La novia hará tropecientas pruebas de peluquería y otras tantas de maquillaje. Flores, alianzas, programación de viaje de novios, regalos para invitados-

"Ya te digo, Juanito , para algunos casarse es como rodar una superproducción hollywudiense; eso sí, la mayoría de las veces tienen un gran éxito de taquilla", me dice Carlitos, quien un día dio un beso en los labios a su inglesita Lisa y ella le invitó a compartir un minipiso hasta que el destino quiera.

*Pintor