WEw l candidato socialista, que hoy será investido presidente, señaló que gobernará la región "desde la moderación", aduciendo para ello tanto razones personales, por ser lo que más se adecua a su carácter, como políticas, y en este sentido dijo que la moderación es "la mejor virtud de los fuertes". Esta declaración solemne sobre los beneficios de la moderación en el ejercicio de la responsabilidad de gobernar, junto a las cuatro ocasiones en que, explícitamente, tendió la mano al PP para lograr acuerdos concretos --en la elaboración de una nueva ley de Educación, del nuevo Estatuto, en la política de ayudas agrarias y en el plan de competencias municipales-- son gestos que responden a esos ´nuevos tiempos´. Como lo es incluir en el discurso de investidura --ya lo hizo en los días siguientes a la victoria socialista-- un reconocimiento a los candidatos del PP y de Izquierda Unida, Carlos Floriano y Víctor Casco, por su trabajo en la disputa por la Presidencia de la Junta.

No es extraño que Fernández Vara pretenda colocar la moderación y el consenso, como si fueran divisas, en el frontispicio de sus compromisos de gestión, porque ha sido precisamente esa actitud la que le ha reportado pingües beneficios electorales (ha logrado 38 escaños, dos más que en la anterior legislatura; batir el récord de votos al PSOE; y desalojar a IU de la Asamblea), y le va a dificultar al PP su discurso de oposición. Y es que, cuanto más consensúe Vara, más descolocará a Floriano y menos espacio tendrá para desarrollar su labor crítica. Es posible, por tanto, que el PP termine añorando los tiempos de Ibarra, porque contra él se hiciera mejor oposición.

Los ´nuevos tiempos´ de Vara también responden a la acción política: eso es lo que parece expresar cuando, tanto ayer en la Asamblea como en los mítines de campaña o en las entrevistas de prensa, convoca a los extremeños a participar en la "Segunda Transformación de Extremadura", un reto que tiene un difícilmente soslayable sentido inaugural. Aunque las medidas para acometerla sean, en la práctica, una mezcla de novedad y de continuación de la política llevada hasta ahora. Entre las primeras caben destacar las ayudas a las familias (una asignatura pendiente en la región) a partir del segundo hijo, tanto económicas, con subvenciones directas, como sociales, haciendo gratuitos las guarderías y los medicamentos (esta promesa de la gratuidad de los medicamentos fue un compromiso de Ibarra que ha quedado pendiente). Y entre las segundas el nuevo plan de vivienda, que tanto resultados ha dado a la Junta los últimos cuatro años, dirigido a los jóvenes, facilitándoles casas con alquileres a 200 euros; como a los mayores, con casas a precio no superior a los 50.000.

El sucesor de Ibarra pretende que nadie en la región deje de sentirse concernido a participar en ´los nuevos tiempos´ venideros. Su llamamiento a todos --"a los niños, a los jóvenes, a los adultos, a los mayores, a los muy mayores...", dijo ayer desde la tribuna de la Asamblea y repitió antes en la campaña --tiene el mismo soniquete que un anuncio de Coca Cola --"a los risueños, a los tristes, a los indecisos, a los soñadores...", decía aproximadamente el reclamo--. Y es que la voluntad del que a partir de hoy será nuevo presidente es parecerse a la de la famosa bebida, que le gusta a casi todos. Una pretensión que nunca tuvo Rodríguez Ibarra, que cinceló su perfil, y sus victorias, en los pulsos y en la confrontación. Pero eso era en ´los viejos tiempos´.