XDxías atrás, el Consejo de Ministros aprobó el anteproyecto de Ley para el reconocimiento de los distintos sistemas de comunicación de las personas sordas y con discapacidad auditiva. Ante esta norma, la Confederación Española de Padres de Sordos (Fiapas) expresa su total satisfacción porque entendemos que es una ley para todos.

Fue la Ley de Igualdad de Oportunidades, No Discriminación y Accesibilidad Universal para las personas con discapacidad, aprobada en 2003, la que, por primera vez reflejó expresamente la diversidad comunicativa existente entre las personas con discapacidad auditiva. Y mandató al Gobierno para que regulara la libertad de elección respecto al medio de comunicación utilizado por las personas con discapacidad auditiva. En ese momento comenzó un largo proceso que, gracias al conocimiento y a la sensibilidad acreditada por los responsables del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, acabamos de recorrer en su primer tramo, con la aprobación del mencionado anteproyecto.

Por nuestra parte, siempre creímos necesaria (y así lo defendimos, superando algunas resistencias) una norma integral que hiciera visibles las diferentes opciones comunicativas de las personas sordas, bien sea la lengua oral, bien sea la lengua de signos, y que garantizase los distintos medios de apoyo a la comunicación que cada uno precise. Así, en la elaboración de este anteproyecto en su conjunto, Fiapas ha tenido una participación activa y efectiva en favor de todas las personas sordas y lo ha hecho, particularmente, con una idea central: las normativas han de resolver situaciones presentes pero con la mirada puesta en el futuro. Un futuro que en este caso es, para nuestros hijos sordos, la garantía de su acceso a todos los avances científicos, tecnológicos y pedagógicos existentes. Desde el amplio marco de esta futura ley, que reconoce a los individuos (no a los grupos, ni a las organizaciones) como titulares de estos derechos, nuestros hijos sordos, sea cual sea la opción comunicativa, podrán ejercer sus derechos y cumplir con sus deberes ciudadanos en igualdad de condiciones. Asimismo, se podrán desarrollar personal y socialmente de acuerdo a los principios de normalización e integración plena en su entorno. Y, lo que es importante, se legisla, en paralelo, haciendo visibles todas las opciones que, gracias a la alianza de la Medicina, la Ciencia, la Tecnología y la Pedagogía, existen para solventar las barreras de comunicación a las que éstas se enfrentan y que nos hacen entrever una nueva generación de personas sordas capaz de superar la marginación histórica y social que les ha afectado, debida no sólo a la falta de comunicación, sino sobre todo a la falta de lenguaje oral.

La ley viene a rubricar los derechos que como padres nos asisten: elegir la lengua materna de nuestros hijos sordos, así como el modelo de educación y la lengua vehicular de enseñanza que deseamos. Contemplamos, por tanto, esta futura ley como una oportunidad que nos sitúa muy a la cabeza de cualquiera iniciativa de nuestro entorno europeo. En esta ley se integrarán, en igualdad de condiciones, todas las personas sordas, con discapacidad auditiva y sordociegas.

El texto contiene dos partes diferenciadas, aunque equilibradas en cuanto a reconocimiento y garantía de derechos, al tratamiento dado a los mismos y a la trascendencia de las medidas previstas en uno y otro caso. Todo ello se realiza, desde el reconocimiento del derecho a la libre elección de la lengua vehicular de comunicación, sea oral o de signos.

En el sistema educativo, la futura ley garantiza el aprendizaje y el uso de la lengua oral y/o de la lengua de signos, a través de la implementación de distintos recursos, siempre en función de la libre elección realizada por los padres.

En el camino que todavía resta hasta la aprobación definitiva de esta futura ley y su posterior aplicación, será necesario un gran esfuerzo por parte de todos. Si no somos capaces de hacer frente a este nuevo reto, el gran logro que estamos a punto de alcanzar con este marco normativo no servirá de nada: las administraciones habrán de remover estructuras que no han evolucionado y realizar un importante esfuerzo presupuestario, los profesionales deberán garantizar la calidad de los tratamientos, adaptaciones, rehabilitación y educación de nuestros hijos, las asociaciones de padres habremos de ser sensibles a las necesidades de los padres y capaces de coordinarnos con la administración y otros profesionales, aunando esfuerzos. Pero... habrá que empezar por el principio: comunicar y hacer visible ambas partes de la ley, la relativa a las personas con discapacidad auditiva usuarias de la lengua de signos y la referida a las personas con discapacidad auditiva que comunican en lengua oral. Hemos observado con asombro cómo han ido apareciendo, en los medios de comunicación, noticias parciales e incompletas sobre la futura ley, silenciando gran parte del contenido de la misma. Les invitamos, por ello, a acercarse personalmente al texto del anteproyecto para que conozcan por sí mismos su contenido íntegro. Desde Fiapas continuaremos observando atentamente y participando activa y constructivamente, como hasta ahora, en el proceso que todavía resta hasta la aprobación definitiva de esta ley. Entonces, nadie podrá arrogarse todo el protagonismo ni del proceso, ni del resultado. Nadie podrá hurtar, ni ocultar el 50% del contenido de esta ley, que quisimos de todos y para todos.

*Vicesecretario de la Confederación

Española de Padres de Sordos