WLwa reunión que el lendakari en funciones, Juan José Ibarretxe, celebró el martes con los dirigentes de Batasuna Otegi y Barrena ha levantado el vendaval previsible. Y puede que con un cierto fundamento en los aspectos formales. Porque es controvertido que Ibarretxe reciba oficialmente en Ajuria Enea --como colofón de sus consultas políticas tras las elecciones del 17-A-- a una fuerza ilegalizada que sólo estará en el nuevo Parlamento por una vía --EAHK-- artificiosa e interpuesta. Pero si atendemos a las cuestiones de fondo, nada hay que objetar a esa reunión. El lendakari que aspira a la reelección debe conocer cuál es la realidad que tendría que gobernar, y en ella Batasuna pesa. Saberlo le debe permitir, además, analizar hoy en la Moncloa con el presidente José Luis Rodríguez Zapatero qué opciones se abren en el laberinto vasco. Sólo desde ese realismo se puede aspirar a que en esta legislatura se esboce el esfuerzo conjunto para lograr el definitivo abandono de las armas por parte de ETA, cuando se van a cumplir dos años sin víctimas mortales. Un objetivo ambicioso y legítimo de cualquier gobernante, para el que se debe contar con todos los sectores implicados y explorar todos los caminos que se abran.