XExnero de 1975. En el Gran Teatro de Cáceres, la Radio Popular de Pepe Higuero entrega los premios libro-disco a varios destacados escritores y cantantes, entre ellos un joven poeta que canta con voz suave y elegante, llena de matices populares, con un inconfundible sabor extremeño. Es de Esparragosa de Lares (Badajoz) y se llama Pablo Guerrero . Su canción A cántaros , publicada en el 72, es todo un himno generacional. Debido a la duración del acto, Pablo sólo puede cantar un par de canciones. La acogida del público, el cariño y la devoción con que se le escucha y aplaude hacen que aquello le sepa a poco. Entre los asistentes, un joven cacereño, que ha empezado a cantar poco antes, observa entusiasmado a quien representa por derecho propio a la nueva música extremeña. Cuando, al final del evento, sube a conocerlo y a felicitarlo, Pablo, sencillo, humilde y acogedor como sólo los grandes hombres saben serlo, le invita a seguir la noche con su grupo. En medio de la conversación, el vino y las guitarras, Pepe Higuero aprovecha la buena sintonía y lanza la idea: ¿cantarías con Luis en el Gran Teatro? Y este hombre, popular en toda España por sus éxitos, con el Olympia de París esperándole en marzo, acepta encantado. Dos meses después, el 25 de mayo, un lleno hasta la bandera acogió el que, posiblemente, haya sido el mejor recital de mi vida, con mi llorado Curro bordando arreglos con los hilos de oro de su guitarra, con un Pablo Guerrero lleno de músicas, de voz, de poesía... Fue el primero de una larga serie que nos llevó a compartir plazas, teatros, jardines, salones de actos de centros escolares y, por encima de todo, a cimentar una amistad y un cariño que no han hecho sino aumentar, a pesar de los años o la distancia. Como mi admiración, in crescendo ante cada nueva obra del maestro.

Pablo Guerrero es mucho más que un cantautor comprometido con su tierra. Es un poeta capaz de mezclar el lirismo más intimista con la ironía más sutil y, en medio del poema, dejar clavado, en una frase, todo un discurso. Culto, sensible, intensamente humano y, además, buen músico, abierto a nuevas sensibilidades y nuevos modos de expresión, Pablo ha estado siempre acompañado por grandes músicos, amigos de este gran amigo de todos. Sus canciones son poemas envueltos en unos temas musicales redondos, perfectos, sin concesiones ni renuncias, buscando siempre una nueva vía que enriquezca musicalmente la palabra.

En el 92 tuve ocasión de acompañar a Joan Manuel Serrat a Castuera, donde se celebraba un homenaje a Miguel Hernández . Serrat iba a inaugurar una exposición y Pablo daba un recital en el polideportivo. No se conocían personalmente, así que me tocó hacer las presentaciones. Serrat le pidió permiso para cantar una o dos canciones y Pablo le prestó su guitarra. Cuando ambos se dirigían al escenario, Pablo se volvió hacia mí, me miró y dijo: "¿y tú, Luis, no vas a cantar?". Así, como quien no quiere la cosa, mi maestro, mi amigo, me estaba colocando a la altura de dos mitos. Sea bienvenido, hoy, Pablo Guerrero al Gran Teatro de Cáceres una vez más y que el nuevo disco que presenta, Plata , sea oro en éxito, en reconocimiento y en impulso para su labor creativa.

Que, de cuanto él haga, habremos de beneficiarnos todos. Porque es, créanme, muy buena gente.

*Profesor