Señora ministra de Sanidad, intentaré escribirle con respeto, aunque usted nos lo esté faltando a todos los jubilados españoles. Ya estamos hartos de tanta injusticia y de ser casi siempre los que pagamos las consecuencias de la mala gestión de ineptos que cobran barbaridades. El copago del que usted habla sería repago, puesto que ya hemos pagado impuestos de sobra durante nuestra vida laboral. Muchos jubilados son el sostén de varias familias que, gracias a estos abuelos, pueden tirar adelante, dar de comer a los pequeños más de una comida al día y evitar desahucios. No voy a seguir exponiendo motivos por los que no tendría que instaurar el copago farmacéutico, pero sí quiero darle algunas ideas para que sepa de dónde ha de obtener el dinero que le falta: controlen la economía sumergida y los millones robados de la corrupción y el fraude fiscal; recorten las dietas de los políticos, las comisiones, los viajes y los coches oficiales; dejen de construir autopistas sin vehículos (que tenemos que pagar todos), aeropuertos y AVE sin viajeros. La Iglesia debe declarar por sus bienes y hay que controlar adónde va a parar el porcentaje de la renta que marcamos para la misma. Los ladrones de guante blanco como Blesa, la familia Pujol, Urdangarin, Rato... deben devolver lo robado y pagar una multa. Señora ministra, me enfermo pensando en todo el dinero que recaudaría poniendo fin a esta delincuencia y que siempre tengamos que ser los pobres jubilados, que nos hemos tirado toda una vida trabajando, los que pagamos... Ya seguiré cuando se me pase el enfado, me recupere del constipado que tengo y eche cuentas de lo que llevo gastado en jarabe y otros medicamentos que ustedes sacaron de la lista de la Seguridad Social.