Vaya lío con eso de los impuestos. Siempre se ha defendido que las autonomías, para ser corresponsables fiscalmente y poder financiar actuaciones extraordinarias, debían inventarse nuevos impuestos o gravar con algún suplemento los ya existentes. Y así se ha venido haciendo en los últimos años, aunque las medidas fueran impopulares. Pero ahora resulta que desde el Instituto de Estudios Económicos se habla de uso "inmoral" y "pervertido" el que se le imponga un canon a la banca o a las compañías eléctricas. Al margen de su constitucionalidad o no, lo cierto es que las autonomías deben hacer encaje de bolillos para cuadrar sus presupuestos, máxime tras ir asumiendo paulatinamente nuevas competencias, lo que les ha llevado a ingeniárselas para arañar dinero de donde pueden. Y lo que más llama la atención es que dicho instituto cuestione el que los gravámenes se apliquen a determinados colectivos, esto es, a los más ricos , que además son los que año tras año más beneficios obtienen. Lo lógico es hacerlo así y no incrementar más los impuestos a quienes menos ganan, ya que al final también repercute en ellos los gravámenes que se le aplican a los ricos . La justicia social y la solidaridad invitan a que paguen quienes más tienen.