TAtyer nació el Niño que una vez al año nos llena el alma de ternura y calienta las entrañas con deseos verdaderos de paz y amor, esas palabras hermosas y manidas. Lo malo de las palabras es que de tanto repetirlas parecen percudidas y desgastadas como la ropa usada y vieja. Lo milagroso es que por mucho que se usen, nunca son prescindibles, significan lo que significan. Permanecen ahí firmes y constantes con su esplendor genuino para verificar lo que realmente importa en la existencia: paz, amor, tolerancia, diálogo, comprensión, perdón, compromiso y algunas otras, pocas, realidades bellas y salvadoras. Quizá por eso es tan sabia la enigmática frase: "En el principio era el Verbo". Es verdad que existen también vocablos espantosos como odio, abuso, violencia, rechazo, desprecio-y que asistimos a diario - el otro día en Arroyo de San Serván- a la desolación que siembran, pero ayer nació el Niño y una corriente luminosa y feliz recorrió los hogares mientras celebrábamos con los nuestros que un año más estábamos juntos alrededor de una mesa y que otra vez podíamos partir juntos el pan, el pavo, el cochinillo o la sonora pularda. ¡"Mamá, esto es un p- pollo!" Tal vez porque ayer nació el Niño hoy me permito sobreponerme al pesimismo patrio y soñar. Tal vez porque es Navidad confío en que el hálito de sosiego con que Rajoy se dirigió a Zapatero el miércoles pasado en el Parlamento para ofrecerle apoyo y consenso pueda prolongarse. Tal vez porque ayer fue veinticinco de diciembre espero que la sensatez con que el presidente le respondió no sufra una nueva rectificación. Tal vez contagiada del dulce optimismo del pesebre me permito creer que conjugarán juntos los verbos entenderse, dialogar, esforzarse, consensuar y pronunciarán los desusados sustantivos unión, colaboración y diálogo. Ya sé. Se están riendo de mí. Porque ayer fue Navidad pero en mayo hay elecciones. Y pronto las palabras más usadas serán promesas vacías, insultos zafios, recriminaciones. Mientras, desvanecido el fugaz espejismo, oímos otra vez su hueca cháchara.