La economía busca el crecimiento basado en la automatización y la mejora de la productividad así como el desarrollo de nuevas industrias dotadas de alta tecnología. Según Randstad, en España se crearán 1.250.000 empleos en los 5 próximos años ligados a STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas). Actualmente en Extremadura, esta situación provoca un flujo de trabajadores desde industrias intensivas en mano de obra, donde la máquina sustituye al trabajo, hacia otras más productivas, originando «paro estructural» (desajuste en el emparejamiento entre el trabajador, con baja cualificación tecnológica, y el puesto de trabajo creado por el mercado, con componente tecnológico).

El PIB regional creció en el segundo trimestre un 3,1% interanual, por encima del 1,3% de la tasa de empleo, que implica que no se creen empleos suficientes al presentar una mejora de productividad del trabajo media en el último año por encima del 2,5%. El número de ocupados creció en el segundo trimestre con respecto al mismo período de 2015 hasta alcanzar los 366.000 ocupados impulsados por la contratación en servicios, que subió en 21.000 ocupados frente a la bajada de 5.000 ocupados en agricultura, que implica que la recuperación no se basa en sectores intensivos en mano de obra.

Son varias las dudas que se plantean: primero, si los empleos creados son de alta cualificación (mejor pagados). Las ventas del comercio minorista en la región a octubre bajaron un 1,5% interanual e implica que los 21.000 nuevos empleos en servicios, en su mayoría, tenían sueldos bajos (no cualificados) que impide que una parte sean reinvertidos en consumo. Segundo, si la economía extremeña es capaz de adecuar demanda y oferta para absorber ese flujo de trabajadores. A corto plazo, el turismo lo hace pero, debido a su alta estacionalidad, añade precariedad, por lo que no es la solución en sí misma. Tercero, en el supuesto de escasez de trabajadores cualificados en nuestra industria debido al paro estructural, si sabemos cómo atraer inmigración selectiva de profesionales. Un escaso crecimiento, excesivo déficit y deuda junto con paro estructural y envejecimiento de la población, puede llevar a la economía regional al estancamiento secular que haga que pierda competitividad. Por ello, es necesario actuar sobre 5 políticas.

Política económica: lograr crecimiento sostenido. La teoría económica dice que la región tiene que crecer un 2% para crear alrededor de 1.300 empleos y parece factible, el BBVA afirma que el crecimiento del PIB regional será del 2,8% en 2016. Sin embargo, crearemos empleos netos (nuevos empleos menos los destruidos) si crecemos por encima de la productividad.

Política de empleo: el paro estructural no requiere bajada de impuestos ni aumento del gasto, para estimular el consumo, sino que exige diseñar programas formativos profesionales para la reconversión del trabajador y no los habituales de marketing y comercio exterior exclusivos para directivos.

Política de rentas: incentivar que la empresa pague un salario alto y lo fije a su productividad y sector, ya que no solo supondrá un aumento del coste laboral, sino que elevaría la productividad y atraería trabajadores mejor capacitados creando un sentimiento de pertenencia a la empresa. El salario bruto medio en Extremadura en 2015 fue de 1.550 euros, un 19% menor al salario nacional.

Política redistributiva: diseñar políticas sociales para evitar el riesgo de exclusión social para los trabajadores de larga duración, que no lograron encontrar un nuevo empleo, y lograr un adecuado reparto de riqueza que irá hacia las empresas, por la acumulación de tecnología, en detrimento de las rentas del trabajo.

Política económica del conocimiento: es básica para que la región pueda absorber estos trabajadores y formar a los venideros. Según el BBVA, España avanza a dos velocidades y Extremadura se encuentra entre las CCAA que menos recursos destinan a la economía del conocimiento (según Eurostat, en 2013 el gasto regional en I+D fue un 0,77% del presupuesto frente a la media nacional de 1,26%).

En definitiva, paro estructural y envejecimiento de la población harán que el crecimiento potencial sea bajo (según el Banco de España un 1,2% a nivel nacional de 2020 a 2025) y debemos generar demanda de empleo estable.