Empresarios de la construcción y sindicatos, con los buenos oficios del Servicio Regional de Mediación y del director de Trabajo de la Junta, lograron un acuerdo que permitía desconvocar la huelga prevista para tres días de febrero --el primero de ellos, hoy, día 1-- y alcanzar la paz social.

Que un conflicto de un sector tan decisivo en el tejido productivo como es el de la construcción se resuelva y acabe en acuerdo es una buen noticia para los interesados, en primer lugar, y también para la economía regional y para el empleo. Precisamente en momentos en que se percibe una desaceleración, que no crisis, en el crecimiento, la huelga hubiera sido negativa para todos; también para los que no ´jugaban´ este partido, puesto que el mercado inmobiliario y de la construcción es una de las locomotoras de la economía y está sufriendo en primera línea esta coyuntura, de manera que su salud arrastra y determina la de otros sectores.

Pudiera parecer que los sindicatos han cedido más en sus pretensiones, puesto que su principal reivindicación --al menos la más visible para la opinión pública-- no ha sido atendida: la jornada continua durante los meses de verano, pero la principal responsabilidad de los sindicatos es mantener el empleo, y en estos momentos, prudentemente, han optado por asegurarlo, aunque sea en jornada partida, antes que por poner, al menos algunos, en peligro.