Las redes sociales tienen sus cosas buenas y malas. Puede que hagan perder mucho el tiempo pero mantienen la información actualizada y como una es muy partidaria de la globalización, le maravilla ¡todavía! cuando le apetece pasear por Twitter y ve, la inmediatez con que le llega, por ejemplo, lo que pía Trump o lo que escribe el papa Francisco.

Además tiene el interés añadido de que los interlocutores son numerosísimos, la ventaja de dar al corazoncito o retwitear a los afines hasta el infinito y el consuelo de poder bloquear a todo insultador anónimo que enhebre su retahíla de improperios.

Paseaba el otro día por la red del pajarito y encontré un mensaje del pontífice, retwiteado luego por Pablo Iglesias, que es tan activo como Donald.

Francisco nos animaba a confiar en la intercesión de los santos Pedro y Pablo «para convertirnos en testigos de la acción liberadora de Dios sobre nosotros» e Iglesias había adornado el mensaje con una de esas simpáticas caritas meditabundas antes de relanzarlo.

La broma contaba luego con ingentes comentarios que obvié, pero me pareció simpática.

Les parecerá mal tal vez, pero puesto a apropiarse y a deformar a los clásicos, prefiero eso que su corrección al discurso de Felipe VI el otro día en el Parlamento cuando el líder de Podemos intentó apropiarse de Machado, manipulando de manera partidista y sectaria un poema suyo sobre las dos Españas.

Una se pregunta si ese cortejo declarado y tardío de Pablo por Pedro, alcanzará su objetivo, y, en el caso de Extremadura, que es lo que tiene más cerquita y lo que de manera directa más le puede aceptar, si endulzará la dureza con que sus huestes aquí acusaban a Vara de derechizarse. Aunque en nuestra tierra, el que pareció cortejar a Álvaro Jaén, antes, claro, de que este denunciara la pintoresca creación de una plaza de coordinador de conservatorios, fue Valentín García que le propuso, incluso su apoyo para no gobernar solos.

Por cierto, que también resultó chocante que el portavoz socialista se refiriera a que España parece un estado confederado por el abandono en que tiene a Extremadura, más su partido propone una reforma de la Constitución hacia un estado federal. De acuerdo en que no es exactamente lo mismo, pero enredar con los palabros con el nivel de tensión que ha alcanzado el asunto, no puede traer nada bueno.