Escritor

El peligro de las profesiones está cuando se masifican. Creemos un logro que haya muchos universitarios, que las capas populares lleguen a la universidad, pero se corre el riesgo de perderse. Los arqueólogos eran antes unos seres extraños y difíciles con los que se hacían películas policíacas por el misterio de la arqueología propiamente dicha, pero pasa que no hay ruinas para todos donde poder lucirse y el arqueólogo va buscando lo imposible, que ve el brocal de un pozo y arma la de Dios buscándole los tres pies al gato, con que si es almohade, que si romano con rasgos etruscos, y pasa que el dueño eso no lo sabe. Toda la vida bebiendo de ese pozo y llega un arqueólogo y le tira una circunferencia donde librar el pozo que a nadie se le ocurra ir a beber y se forma el escándalo. No digamos si llega uno de esos constructores que tiene el Partido Popular tirados por España que quieren hacer recalificación de terrenos de cualquier parcela.

Con la medicina no me atrevo yo tanto, así que corramos un tupido velo. De aquellos médicos del pasado no queda ni rastro. Con los autores de teatro y sobre todo desde que el Estado y las autonomías dan subvenciones, todos somos autores de teatro y algunos, además de autores, empresarios, actores, maquilladores. Cualquiera que esté mal de los nervios puede ser autor de teatro. Coge de aquí y de allá, corta por aquí, copia por allá y tenemos un autor. En una entrevista en Localia, como gran hallazgo teatral, se dice que en una obra de fulanito de tal sale una cabra y un burro, como cosa excepcional. Por supuesto que las cabras y los burros tienen muy mala prensa, pero tampoco es para eso.

Los jugadores de fútbol han llegado a la descalificación completa. Se quejaron cuando Ronaldo, que Guti era un fenómeno y si no es por el excepcional futbolista no ganan la liga. La Copa de Europa la perdieron porque Ronaldo estaba lesionado. Hace bien el Madrid en ir en busca del futbolista perdido. En Badajoz ya se sabe la experiencia de Barradas. Tanto buscó el futbolista desconocido, que se quedó sin equipo. Terminará en Tercera División. Barradas tiene el síndrome del arqueólogo. Rodríguez Ibarra se basta solo. También pasan las mismas desgracias en el PP, que están bajo el síndrome del autor teatral. Un bombero tiene que ser un bombero y no darle más vueltas.