Escritor

Esta guerra contra Irak también ha sido una guerra contra nosotros mismos. Ha logrado dividirnos, si bien es verdad que en la división hay una gran mayoría, frente a otra gran minoría. El problema es que la gran minoría son los que han ganado, porque en ellos se concentra todo el poder del mundo, en el aspecto militar con unos adheridos que se han suicidado, unos más suicidados que otros. De Bulgaria apenas han hablado nada los periódicos con Simeón de Bulgaria al frente del ejecutivo búlgaro. Se ha logrado algo que parecía imposible, pervertir el lenguaje. Creo que esta perversión no tiene parangón, y sólo un filólogo de la profundidad de Lázaro Carreter podría ponerla en claro. Ha tenido, además, varias etapas. La principal fue que Sadam tenía guardadas armas de destrucción masiva, cosa que hoy ya se sabe que es falso. Los poseedores de armas de destrucción masiva son los Estados Unidos, que son los que conocen en profundidad esa cuestión, y que Sadam lo más que ha podido tener en sus arsenales es alguna partida de orión comprada en Carrefour, como cada hijo de vecino, para alejar cucarachas de la cocina. Y si no que se lo pregunten a Fidel Castro, que es el régimen que ha tenido que defenderse de esas armas con las uñas y con los dientes, y además ha logrado crear en Cuba una élite de científicos como no hay otra en el mundo para sobrevivir a esos ataques fungicidas, cuyo objetivo no ha sido otro que el de desfoliar los campos de caña de azúcar, como hicieran en Vietnam cuando tuvieron que actuar a la desesperada en vista que detrás de cada una de las hojas de cada árbol estaba un soldado del vietcom.

Otra perversión es la de hacernos creer que Sadam no estaba hundido, cuando hubiera terminado por desarmarse totalmente, sabiendo como sabemos que más allá de un misil no han sabido lanzar, y el lanzamiento fue siempre sin saber adónde caería.

Y finalmente, la mayor perversión es la de ver a cincuenta personas ayudando a tirar al suelo una de las estatuas horteras de Sadam, que por cierto, a uno que habría que correr a gorrazos debiera ser a su escultor, y otra, que la grifería de los palacios es española.

Lo siento por la minoría ganadora, pero esta victoria les va a costar muy cara.