El PP dice que Vara se está «podemizando», pero Podemos señala justo lo contrario: que lo que se está es «derechizando». Creo que el vaso puede verse medio lleno o medio vacío dependiendo del cristal con que se mire, pero lo cierto y verdad es que está por la mitad. Pues eso, que cada cual utiliza su lente particular para observar cómo se mueve quien manda, en este caso el presidente de todos los extremeños, pero lo cierto y verdad es que éste no acaba de aliarse con nadie. Así hemos acabado el debate sobre el estado de la región vivido esta semana en la Asamblea de Extremadura: con los populares acusando a Vara de radical y los podemistas denunciando que se ha aliado con la derecha.

¿Estamos ya en clave electoral? ¿Es Vara una pelota que se mueve de acá para allá a su conveniencia? ¿Resulta un contrincante molesto? A lo primero he de decir que nos encontramos ya en el preámbulo electoral, dado que hemos pasado el ecuador de la legislatura y afrontamos el último tramo de gobierno socialista antes de las elecciones de mayo del 2019. En lo segundo habrá que señalar que, en efecto, Vara pesca donde le dejan, siendo consciente de que no cuenta con mayoría y requiere del respaldo de otros. No le hace ascos a Podemos, pero si éste no quiere, baila con el PP con quien ha acordado ya dos presupuestos regionales.

¿Y lo de molesto? Pues también, y mucho. Un candidato que ha perdido las elecciones se da por amortizado --bye, bye, hasta la próxima-- pero si resulta que vuelve a ganar como hizo en los últimos comicios, mejor que no llegue de nuevo a la parrilla de salida, no sea que su marca propia, sumada a la onda que pueda llegar de Madrid, se coma al resto de candidatos. De todas formas, queda mucho por hacer. Lo prioritario para él, ganar las primarias del PSOE en Extremadura el 16 de julio, donde ya se sabe que hay dos candidatos más, Eva María Pérez y Enrique Pérez Romero, que le pueden dar algún disgusto que otro.

Lo cierto es que Vara ha mantenido hasta ahora una estrategia que podría denominarse ‘Ni contigo, ni sin ti. Abrió la partida con Podemos, con quien parecía condenado a entenderse después de los pactos de La Corrala, igual que el PP hizo con Izquierda Unida en la pasada legislatura. Ello conllevó quitar a Monago del tablero de juego a pesar de haberse ofrecido a colaborar con él. Cuando llegaron los presupuestos y vio que era imposible acordar nada con la formación morada, llamó al PP y pasó justo lo contrario: Podemos fue relegado a un papel secundario y el PP ocupó la posición protagonista. Así ha durado dos años, dado que los populares volvieron a apoyarles los presupuestos en 2017, pero de un tiempo a esta parte vuelve a haber ruptura.

¿Con quién está Vara ahora? Hoy por hoy con nadie. Pero esta vez el PP quiere además echarlo de su regazo y Podemos busca justo lo contrario. Los derroteros que se persigan a partir de ahora dependerá de muchas cosas: intereses particulares, intereses comunes e incluso el acercamiento que pudieran tener en Madrid Pedro Sánchez y Pablo Iglesias ahora que Vara ha abrazado la religión sanchista.

Volviendo al debate, ¿sirvió para algo? Los del PSOE reconocen que Vara estuvo flojo el primer día pero el segundo dio la talla con creces, mientras que los del PP, Podemos y Ciudadanos señalan lo contrario, que el primer día estuvo mal y el segundo trató de enmendarlo, pero finalmente no lo logró. Para el resto de los mortales, he decir que no sirvió más que para pasar el trámite anual legislativo y dejar sobre la mesa varios compromisos político-electorales que veremos qué recorrido tienen a partir de ahora.

Podemizado para unos, derechizado para los otros, difícil veo que haya un acuerdo en los próximos meses. Nadie quiere alianzas con nadie. Uno de los principales fallos de Izquierda Unida en la pasada legislatura fue su fidelidad al PP hasta el final y eso le pasó factura en las urnas. Un divorcio escenificado dos años antes hubiera sido mucho más efectivo. No le interesa a Podemos ir de la mano del PSOE hasta las urnas, (aunque ojo, cuidado con los pactos que puedan ocurrir en Madrid y su extrapolación al resto de territorios); ni tampoco le viene bien al PP seguir sosteniendo al PSOE en la Asamblea. Tiene que quedar evidente las diferencias, de lo contrario, ¿llegar a la urnas para cambiar? ¿Para qué? Pues eso.