Debe pensar el señor Zapatero que los ciudadanos somos un poco tontos, y que ahora, para colmo, como la mayoría estamos en el paro, ya no tontos, sino retontos. Lo digo porque es un despropósito el jaleo que el Gobierno está armando con la dichosa gripe A. Quizá yo no entiendo de política, y no me doy cuenta de que eso de la gripe es como una cortina de humo, bastante espesa, para que no pensemos en si llegaremos a fin de mes. Pero, al parecer, esa es la prioridad del Gobierno: lo que cuenta es vacunarse para no morirse; podemos morirnos de hambre, pero, Dios nos proteja, mejor morir de hambre que de la gripe A. No quiero ni pensar en lo que hemos invertido en vacunas, mascarillas y desinfectantes. Los medicamentos contra la gripe A son costosos, pero seguramente es un fármaco perfecto para que todos los desempleados, al tomarlo, encontremos trabajo inmediatamente. No dudo de que el presidente esté un pelín liadillo, aunque los problemas de España y de los españoles se le están yendo de las manos. No soy quién para aconsejar a nadie, y menos a Zapatero, pero le recordaré que esto va muy mal, y que debe reaccionar. Se me ocurre que, aparte de subir los impuestos, ¿no sería una buena medida hacer un expediente de regulación de empleo en todos los estamentos gubernamentales, además de una reducción de salarios y desestimar los enchufes como el de la hermanita de Letizia Ortiz? Si nos ponemos a sumar, es una buena tajada. No quiero marearles más; se me hace tarde, porque tengo que ir a matricularme para un curso, que me cuesta 400 euros, y, por cierto, no sé si lo podré pagar. Zapatero no se imagina lo que cuesta conseguir una de sus prometidas ayudas.

Ana Ortega Alarcón **

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