Oímos las músicas electorales, vemos los carteles, escuchamos a los candidatos y algunos, a veces, nos preguntamos: ¿todo esto sirve para algo?

Si preguntáramos, y hay muchos medios de comunicación haciéndolo, bastante gente diría que no sirve para nada, que todos los políticos son iguales y que todo va a seguir igual- No es esa mi opinión, creo, sin ingenuidad, que la política democrática hace que las cosas funcionen mejor, que pese a fallos, torpezas y errores, también hay logros, avances y mejoras en nuestra vida social y política. Mejoras que nacen de la confrontación de ideas, del debate entre diversas formas de concebir la organización social y las soluciones a los problemas --unos nuevos, otros antiguos-- que nos asaltan cada día.

Y hablando de problemas no iría nada mal oír a algún candidato que apueste por una sociedad más humana, más tranquila, más pacífica. No hablo de retornar a un pasado bucólico, inexistente, sino de parar un poquito y pensar en que el desarrollo de nuestras sociedades no pasa por las prisas y las efectividades macroeconómicas, no pasa por los embotellamientos ni por las brusquedades, no pasa por la falta de tiempo para uno mismo, para la familia, para los amigos-

¿Qué es lo que queremos?, ¿tener más?, ¿trabajar más?, ¿agobiarnos más?, ¿o disfrutar del paseo? La vida se va rápida, cuando vamos cumpliendo años nos damos cuanta de ello y podemos pensar que vale más, muchísimo más, un rato de tranquilidad que mil millones en el banco. Sé que esta opinión es vieja y escuchada muchas veces, pero no viene mal recordarla.

Los pequeños momentos: el caminar agarrados de la mano bajo el cielo limpio de Extremadura, el morder una manzana y oír su sano crujido, ver correr a los críos por el parque, que lo pasan bomba y sin necesidad de playstations , descubrir al otro en la calle sin ver a un oponente- todo eso y mucho más, nos puede dar más felicidad porque nos hace ser más humanos.

Claro que necesitamos más empleo, mejor sanidad y mejor sistema educativo, viviendas accesibles a todos los bolsillos y muchas cosas más, por supuesto. Que nuestros políticos hablen de ello, y que nos ofrezcan propuestas y soluciones, pero además que recuerden y nos recuerden que aquí estamos para vivir como seres humanos.