La velocidad con que se suceden y olvidan toda clase de noticias nos hace insensibles frente a casi todo. Pese a ello, llamó mi atención la queja que desde Marchagaz hizo un emigrante retornado. El alcalde le pide que se empadrone en otro pueblo, pues viaja con frecuencia para visitar a sus hijos y demás familia. Amparado en el Real Decreto 2612/1996, el democrático alcalde le amenaza con una baja de oficio. Algunos no estamos al día de leyes, pero parece que el mencionado real decreto anula la Constitución en lo referente a la libertad de residencia y circulación, derecho que no puede ser limitado por motivos políticos o ideológicos. Desconocía el real decreto y su trascendencia. Con demasiados años de emigrante, me estaba haciendo planes con ilusiones futuras, pero si van a colocarme una manea en forma de decreto, limitando mi libertad, desde ya empezaré a elaborar nuevos planes que puedan cumplirse a mi entera satisfacción. JUAN HERNANDEZ. Portugalete