El ejercicio de transparencia de la Consejería de Industria, Energía y Medio Ambiente de la Junta de Extremadura, al colgar en su web amplia información sobre los proyectos eólicos que solicitan autorización para instalarse en Extremadura, --ejercicio que honra al consejero, al ir más allá de la obligación formal de someter a información pública las solicitudes--, permite tener una idea bastante aproximada de la situación a la que se enfrenta la consejería, situación creada por el regalo envenenado que le dejó el anterior responsable de la política energética del Gobierno regional, al convocar por segunda vez, --tras fracasar la primera convocatoria y cuando ya estaba en funciones tras las elecciones del 27 de mayo de 2007--, la presentación de solicitudes para instalar parques eólicos en la región.

Uno de los elementos más llamativos del mapa de solicitudes (al que se puede acceder en: http://www.industriaextremadura.com/modulos/modproyectos/pub/buscador.php es la concurrencia de proyectos de distintos promotores en los mismos emplazamientos, siendo significativa la aglomeración de parques en las zonas con mayor potencial eólico, entre las que destacan las sierras de Malvana y Santa Olalla en Sierra de Gata; la del Merengue en Plasencia, la de San Jorge entre Fuente del Maestre y Los Santos de Maimona o la docena de parques que se disputan las sierras situadas entre Zalamea de la Serena, Campillo de Llerena y Peraleda del Zaucejo.El problema principal, al que se va a enfrentar la consejería, no es tanto decidir qué solicitudes cumplen los requisitos del Decreto 192/2005 de 30 de agosto (labor por sí ya ardua por la subjetividad de alguno de los requisitos establecidos), sino decidir, en el caso de emplazamientos disputados por distintos promotores, cuáles son los seleccionados y cuáles los rechazados. Al respecto hay que señalar que el decreto establecía las condiciones técnicas, medioambientales y socioeconómicas que deberían respetar las instalaciones, y el procedimiento para la autorización administrativa de los parques eólicos, pero no los baremos con los que puntuar las solicitudes en el caso, como ha ocurrido, de que hubiese varios proyectos y promotores que optan a los mismos emplazamientos.Por tanto, por citar algunos ejemplos, si los cuatro promotores que pretenden instalar sus parques en la Sierra de Malvana, o los tres de la de San Jorge, o los seis que pretenden hacerlo por las sierras de Los Argallanes, Santa Inés o Los Pollos, si todos ellos, cumplen con los requisitos formales, materiales y de desarrollo sostenible exigidos por el Decreto, ¿Qué proyectos, y por qué razones, van a ser autorizados y cuáles rechazados?No me gustaría estar en el papel del consejero que tiene que resolver el complicado puzzle heredado, pues supongo que, haga lo que haga, no va a poder satisfacer las legítimas aspiraciones de todos los promotores, que han invertido ya importantes cantidades en la preparación de sus proyectos. No sé si es tiempo de provocar una negociación con ellos, para intentar consensuar el mapa eólico de la región pero, en mi opinión, habría que agotar esta posibilidad antes que enfrentarse a las reclamaciones de quienes, legítimamente, consideren perjudicados sus intereses.*Director de la Consultora Depaex.