Carta de Albert Camus a su maestro de primaria cuando acaba de recibir el Premio Nobel de Literatura.

19 de noviembre de 1957.

Querido señor Germain:

Esperé a que se apagara un poco el ruido que me ha rodeado todos estos días con la concesión del Premio Nobel antes de hablarle de todo corazón. He recibido un honor demasiado grande, que no he buscado ni pedido. Pero cuando supe la noticia, pensé primero en mi madre y después en usted. Sin usted, sin la mano afectuosa que tendió al niño pobre que era yo, sin su enseñanza y su ejemplo, no hubiese sucedido nada de todo esto. No es que dé demasiada importancia a un honor de este tipo, pero por lo menos ofrece la oportunidad de decirle lo que usted ha sido y sigue siendo para mí, y de corroborarle que sus esfuerzos, su trabajo y el corazón generoso que usted puso en ello continúan siempre vivos en uno de sus pequeños escolares, que, pese a los años, no ha dejado de ser su alumno agradecido.

Lo abrazo con todas mis fuerzas.

Esta carta que escribió Albert Camus a su maestro cuando recibió el premio Nobel, es un compendio de las virtudes que un buen maestro debe atesorar para saber inculcar a sus alumnos en la etapa inicial de su vida, es decir, la primaria, los principios y valores o hábitos positivos que deben conformar su personalidad. La Educación preventiva que, dice la FAD, "se confirma, desde la etapa infantil, como un elemento esencial para la generación de factores de protección ante las situaciones de riesgo social (consumo de drogas, violencia, sexismo, racismo, etcétera)" y que conviene recordar, tanto a padres como a maestros y a la sociedad en general, en los albores del curso académico. El trabajo del maestro es bueno cuando el niño sigue sus otros estudios superiores con el entusiasmo por aprender que le ha sabido inculcar su maestro de primaria. Motivarles como fundamento de todo el aprendizaje, inculcarle el sentido de la voluntad que habrá de tener presente a lo largo de toda su vida como premisa indiscutible para lograr aquello que se proponga. ANTONIO SANCHEZ-MARIN. Madrid