TLta imagen moderada que pretendía forjarse de una presunta derecha española la cual, tras la derrota de las últimas elecciones generales y el ¿abandono? de la máxima presencia pública por parte de José María Aznar , suponía que quería aproximarse por los derroteros del reformismo, cuando no sus seguidores hacían apología de centrismo, ha quedado completamente desarbolada tras los recientes acontecimientos políticos.

Así, en Madrid, se despachaba Rajoy , al que muchos creían ya huérfano del fantasma de su antecesor, con una retahíla de descalificativos hacia la figura de Zapatero , de carácter grave si no fuera porque todos ellos se sintetizan en el apelativo de radical con el que finalmente le obsequió. Y dado de quien viene y a donde va sólo movieron a una incontinente sonrisa entre sus señorías.

Por tanto la respuesta de que, vuelven los malos modos de la derecha tradicional, no asombra tampoco en Extremadura. Aquí, el aspirante popular decidía sacar arrestos ante la profunda crisis vivida en una de sus plazas señeras para, en medio de la estrategia de la desviación de la atención, tratar, esperpénticamente, de centrar el objetivo de los medios en la supuesta división de la familia socialista bajo el imaginativo pretexto de que con la intervención de Ibarra en Cáceres se escupe a Carmen Heras . Por lo que vemos otros dos proclives radicales.

Al final, no se va a salvar de este alarde de extremismo ni el bueno de Ramón Ferreira , al que su homólogo popular le supone vigilante, incisivo y, vamos que no se fía, de sus compañeras cacereñas. Es por eso que necesita estar presente a su lado en cada comparecencia, y no se le ocurre pensar al conservador que los cargos orgánicos conllevan responsabilidades, que la autoridad también se lleva en la imagen y no sólo en los modos y que, aunque les moleste, la unidad se pregona con los hechos, y los socialistas cacereños han tratado, en la medida de todo lo posible, presentar ante sus ciudadanos en este caso, una voz única.

Mejor sería que veladamente reflexionaran, como se escucha a algunos, sobre motivaciones, causas y consecuencias de lo sucedido y no se enroquen en conceptuar de lo que pudo ser y no fue al disidente. La confianza es la clave del triunfo. Cuando ésta falla el recurso más fácil, al margen de las lamentaciones, es el tópico si ya lo decía yo

*Doctor en Historia