Con su espectáculo A tres bandas, el bailarín Rafael Amargo (Jesús Rafael García Hernández en el DNI) aspira a seguir con su racha de carambolas escénicas. En el 2002 que ahora termina le ha ido tan bien que, según ha declarado, está dispuesto a tatuarse el año, aunque está muy dolido --amargado, sería la palabra-- con los responsables de los espectáculos de danza de la Comunidad de Madrid, porque se niegan a incluirle en sus programaciones.

Nació en 1975 en Pinos Puente, una pequeña localidad granadina, distante sólo 16 kilómetros de la capital y con algo más de 13.000 habitantes, que cultiva maíz y perales en el regadío, y trigo y olivar en el secano. Rafael Amargo marchó muy joven a Madrid y a los 16 años empezó su carrera como solista en compañías como las de Antonio Canales, María Rosa y La Chunga. Durante unos años trabajó en Japón y en su danza procuró unir los principios del flamenco con los hallazgos estéticos del baile contemporáneo. Ello es lo que, unido a su temperamento, hace que destaque y brille ante diversos públicos.

La garra y el ángel, Amargo, Tablao, Poeta en Nueva York y Troya Siglo XXI son los espectáculos que ha presentado antes del actual A tres bandas.

En ellos ha cimentado su fama de flamenco atípico y políglota, lo cual le ha dado un excelente resultado.