El PP ya puede inscribir en el Guinness la paellada más multitudinaria que recuerdan los tiempos: 121.000 raciones. Esperemos que lo haga. Cada récord que inscribimos es una gloria para España, de la que nos hemos de sentir orgullosos, pletóricos de patriotismo constitucional. Desde la butifarra más larga hasta las bragas más grandes de la historia, ningún país ha visto reconocidas tantas marcas en el Libro Guinness de los récords . El mundo nos mira con envidia.

El Plan Hidrológico Nacional ha sido la excusa. En un momento de movilizaciones contra la guerra y contra el Gobierno por las chapuzas del Prestige, el PP ha querido demostrar que nadie le gana a la hora de organizar manifestaciones. Lo ha conseguido. Sin que les costara un euro, ha logrado reunir a medio millón de personas. Decenas de trenes especiales y 2.000 autocares, desde toda la Comunidad Valenciana, Murcia y hasta de Almería, llegaban a Valencia, rebosantes de un público que entonaba los versos del himno valenciano: "Para ofrendar nuevas glorias a España..."

Bien mirado tampoco ha de extrañar que el partido haya salido airoso del reto. Desde los tiempos de las concentraciones en la madrileña plaza de Oriente, la derecha tiene gran experiencia en movimientos masivos de personal. Y no procedente de una zona, sino desde toda España. El domingo lo recordaban muchos de los reunidos de más edad y estaban de acuerdo en que la organización ha mejorado mucho. En Madrid repartían bocadillos; el domingo, paella. Todo salió a la perfección. Los mayores ya habían sido advertidos de que no levantaran el brazo.