Recuerdo cuando estudiaba Bachillerato que quedaba con un compañero de clase para ir a recoger minerales para nuestra colección a la mina de San José en Valdeflores y nos metíamos dentro de las galerías, concretamente en dos que tenían acceso.

Pasados los años, durante una visita a la mina, me encontré con personas y maquinarias perforando el subsuelo. Me puse a hablar con el responsable de los trabajos y durante la conversación me comentó que estaban haciendo un estudio y ver si quedaban filones de mineral suficiente como para ser explotada de nuevo. Con el tiempo las máquinas se fueron y todo volvió a la normalidad. Supuse que no quedaría nada digno de ser explotado de forma rentable.

En otro paseo, al entrar en una de las galerías observé que en un hueco cerca de la entrada alguien lo tapaba con una sábana y dormía dentro. Esa fue su casa hasta que decidieron tapar todas las entradas y los pozos. A partir de ahí solo me he cruzado con personas que recogían trozos de piedras, sobre todo las de color azul turquesa, en el arroyo y los montones de ripios.

El paisaje ha permanecido a pesar de haber estado sometido a explotación minera de galería.

Ahora vuelven a agujerear el cerro y dicen que hay mucho litio como para hacer una mina a cielo abierto que se comerá todo el cerro y parte de la montaña.

Yo no me lo creo. Lo que sí creo es que acabará con un hermoso paisaje y pulmón de la ciudad, con el trabajo de muchos agricultores y ganaderos, con trabajos del sector turístico, educativo y servicio por no decir los efectos sobre la salud de todos y el bienestar de los que viven en el lugar o cerca de él.