La necesidad aprieta para muchos. Sin ir más lejos, en España, en los cinco primeros meses del año el déficit comercial registró un retroceso del 51,2% interanual. El toque vivo y sostenido nos lo participan de aquí y de allá, cientos de organizaciones, incluida la ONU, pidiendo más fondos para ayuda humanitaria. Este año se requerirán 9.500 millones de dólares para proveer ayuda a 43 millones de personas, un aumento considerable con respecto al año pasado. Conviene reflexionar sobre la masiva petición de asistencia humanitaria, que por necesaria que sea no puede reemplazar a la acción de los Estados, ante los problemas de fondo que desgarran a gran parte de la familia humana.

Hay que ir más allá de la mera beneficiencia, reducir la progresiva marginación de los pobres, avivar las políticas transparentes. Siempre habrá dolor que necesite consuelo, pero el auxilio material no siempre va a ser totalmente efectivo. A veces será necesario otro tipo de apoyos, como el cambio de las estructuras de poder hacia criterios más justos, que propicien un desarrollo económico para toda la población. Otras, el amparo puede ser más positivo si contribuimos a incentivar la integración económica regional. "El Pacto Mundial para el Empleo es la respuesta productiva de los actores de la economía real a los excesos y mala administración de la economía financiera que subyacen a esta crisis", dijo Juan Somavia , director de la OIT, en un discurso reciente. Tenemos una crisis mundial de empleo que precisa con urgencia atajarse con medidas protectoras de apoyo al tejido empresarial, para que se pueda mantener a las personas en sus trabajos.

También está en el debate la responsabilidad de proteger que tienen las organizaciones internacionales para evitar genocidios u otros crímenes de guerra. La acción militar es el último recurso. Se ha calificado como la peor clase de esclavitud, aunque sigue presente hoy en día: niños utilizados como soldados, posiblemente 250.000 en todo el mundo, que son forzados a abrir fuego sin más, a veces incluso a sus progenitores, familia y amigos. Podríamos seguir deshojando cruces que clavamos en la margarita de la vida, pero todo se reduce a lo mismo, a poner el estandarte de la educación al aire libre, sin fanatismos ni trompetas sectarias.