Cuando estudiaba en la universidad las cosas que más echábamos de menos los estudiantes era la formación práctica y más cuando estudié una carrera técnica. Terminabas la carrera y te daba la sensación de que no estabas preparado para ejercer profesionalmente. Sensación errónea: la formación universitaria te permitía sacar deducciones que de otra forma no hubiera sido posible.

Ahora la universidad está en un tiempo de cambio que viene de la mano del proceso de Bolonia, con la implantación de nuevos títulos. Una verdadera revolución para nuestra universidad, que deberemos hacer de la mejor forma posible, ya que de lo contrario habremos hipotecado la formación de nuestros jóvenes.

Todo cambio siempre lleva aparejado un reajuste de piezas, que suele producir descontentos entre los afectados por los mismos, en este caso y principalmente entre los profesores y alumnos.

Siempre he preferido que los movimientos críticos se produzcan por cambios y no por pasividad. Es curiosa la actitud de los estudiantes ante la adaptación de la universidad al Espacio Europeo de Educación Superior (EEES). Se manifiestan en contra, incluso reconociendo que no tienen información suficiente para valorar su bondad. Las manifestaciones estudiantiles no me sorprenden. Los jóvenes, por definición, tienen un punto de rebeldía, cosa que es muchas veces de agradecer. Lo que sí me sorprende es que lo hagan reconociendo falta de información, en un tiempo en la que la sociedad de la información pone a su alcance toda la que quieran y los jóvenes es el sector de la población que mejor se mueve en la red. Es curioso que los estudiantes se manifiesten en contra de un proceso del que ellos mismos van a salir reforzados. Si es cierto que había una serie de elementos que preocupaban a los estudiantes, estos han sido tenidos en cuenta por parte del Gobierno de la nación, que ha destinado 37 millones de euros más en 2009 para becas de grado y máster; 85 millones de euros para la adaptación y un plan que pone énfasis en el fortalecimiento de las enseñanzas y proyectos de investigación en el ámbito de las humanidades y las ciencias sociales.

La universidad necesitaba un cambio urgente para adaptarse no solo a las necesidades de las empresas sino a las de la sociedad en que vivimos. No podemos permitirnos tener una universidad que da la espalda al mundo y a Europa. Apuesto por una universidad que se adapte a la época en la que estamos, pero no solo en el contenido de las materias que se imparten, sino también en los métodos que se utilizan para impartir esas materias; que sustituya las clases magistrales por los procesos de participación en generación de contenidos, bajo la filosofía de contenidos colaborativos.

XUNA UNIVERSIDADx capaz de adaptarse a las inquietudes de los jóvenes extremeños y atraer estudiantes de otras comunidades. Creo en una universidad que apueste por la investigación, que luche por formar a jóvenes capaces de hacer frente a los retos que plantea la nueva sociedad. Una sociedad que cambia a la velocidad de la luz no puede tener instituciones educativas incapaces de adaptarse a las nuevas realidades.

Nuestra Universidad de Extremadura ha sufrido una gran transformación desde que se fundó. Ahora es una universidad que crece día a día, no solo en títulos, sino en capacidad de investigación e innovación, gracias al esfuerzo que realiza toda la comunidad universitaria. Una universidad capaz de generar elementos de competitividad, como el Centro de Cirugía de Mínima Invasión, referente internacional. Una universidad preparada para formar a jóvenes que tienen que llevar a cabo la segunda transformación de Extremadura, capaces de fortalecer nuestro tejido empresarial, de generar cultura y conocimiento; una universidad que permita a los estudiantes desarrollarse y enriquecerse intelectualmente.

Para que este proceso se haga de forma adecuada se necesita la participación de toda la comunidad universitaria y de la sociedad en su conjunto. Los cambios siempre llevan aparejadas reticencias, normales por nuestra condición humana; pero ahora es el momento de superar los elementos negativos y apostar por este cambio que nos va a permitir tener una universidad moderna, capaz de hacer frente a los retos que nos plantea la sociedad actual y ayudar al cambio de modelo económico, un nuevo modelo basado en el conocimiento.

Es necesaria más que nunca una universidad que permita el desarrollo de sectores emergentes en la región, como el de la sociedad de la información, las energías renovables, la biomedicina, la cultura, etcétera.

*Secretario de Innovación, ciudadanos en red y Universidad de la Comisión Ejecutiva Regional del PSOE de Extremadura ydiputado en la Asamblea de Extremadura.