WTwras el paso del Katrina , con motivo del Rita , Bush y su Gobierno federal dirigen la evacuación de las poblaciones en vez de dejarla en manos de las autoridades locales. El antecedente fue un caos, entre otras razones porque los gobernadores y alcaldes podían organizar la salida masiva de un lugar, pero no la posterior acogida de la gente en localidades fuera de su jurisdicción. Todo lo que se está haciendo ante el Rita supone un reconocimiento y una rectificación de las imprevisiones que hubo ante el Katrina .

Pero la rectificación debe ir más lejos. Si hasta ahora el imprudente Bush desoía las advertencias científicas de que era necesario frenar el desequilibrio ambiental del planeta, llega el momento de ver si su otra personalidad, la del fundamentalista que lleva dentro, sabe interpretar estos huracanes como una señal procedente del cielo para que Estados Unidos, la víctima, se sume a los acuerdos de Kioto. Estos ciclones, los más potentes que han asolado las costas americanas, son una prueba más del desorden climático que provoca nuestro modelo vital. Que los daños sirvan, por lo menos, para que la primera potencia mundial lo entienda y actúe en consecuencia.