THtasta ahora siempre habíamos creído que la maldad tenía unos límites --unas "líneas rojas"-- que nadie debería sobrepasar si no quería caer en la más baja consideración pública; en el desprecio social más absoluto y en la condena radical de su comportamiento como persona. Estas "líneas rojas" serían "grosso modo": abandonar a los niños y a los bebés; dejar desamparados a los enfermos o a los tullidos y robar a los viejos --a los abuelos y jubilados--. Acciones que se consideraban reprobables, que nadie debería cometer, sin verse despreciado y expulsado del colectivo social en el que vive.

Pero las cosas ya han cambiado mucho... --"¡Oh témpora! ¡Oh mores!", se quejaba Cicerón en el Senado de Roma--. En nuestro mundo globalizado y "capitalista", que solamente rinde culto al dinero, cualquier crisis financiera o bancaria --me niego a llamar "crisis económica" a lo que solamente es un apetito desenfrenado de beneficios o rendimientos crediticios en la Bolsa o en los índices de cotización de acciones-- puede significar un atascamiento de otros índices económicos: producción, comercio, distribución, consumo, etc. y un empobrecimiento doloroso de gran parte de la población --la más alejada de las finanzas-- que lleve a cotas inexplicables e inasumibles del sufrimiento social; como está ocurriendo actualmente. ¡El dinero pudre las conciencias y las hace insensibles a la abyección!

Los límites de esta insensibilidad humana ya se están sobrepasando con las recientes medidas gubernamentales para equilibrar los presupuestos; para reducir el "déficit" o para mantener la "prima de riesgo" ante los especuladores y "buitres" extranjeros. Pues, como es palmario por las medidas que va tomando y los eternos "recortes" que va haciendo, prefiere tener contentos a estos mismos "buitres", a las "hienas" y a los "carroñeros" que viven escondidos en los recovecos de la economía especulativa, que a los agentes de la economía real, que son los empresarios, lo obreros, los comerciantes y los consumidores; a los que está exprimiendo, sin piedad, con impuestos, tasas y recargos, para poder satisfacer el apetito desenfrenado de aquellos.

XPARA PONERx algunos ejemplos de palpitante actualidad: las Comunidades y Ayuntamientos gobernados por el partido conservador abandonaron a los niños y escolares durante el pasado verano, cerrando a cal y canto los comedores de los colegios; aun sabiendo que muchos de estos niños --hijos de familias a las cuales han puesto en el margen de la más triste pobreza-- no contaban con recursos para una adecuada alimentación infantil.

A mayor abundamiento de la insensibilidad administrativa del aparato gubernativo "neoliberal", la notable masa de enfermos, ancianos, impedidos o deficientes que se habían acogido a la Ley de Dependencia promulgada por el anterior gobierno socialista --para recibir ayudas económicas destinadas a la atención y cuidado de estas personas-- han sido "borradas" de las listas de la dependencia, han perdido sus ayudas y han quedado al amparo únicamente de sus familiares; que, en muchas ocasiones, también sufren el desamparo de las reformas laborales --desempleo, subcontratación, bajada de salarios, etc.-- que este mismo gobierno ha impuesto a la masa obrera del país.

Para completar el cuadro de iniciativas "solidarias y caritativas" de nuestros legisladores y gobernantes, destinadas a enjugar el "déficit" presupuestario de la Seguridad Social, que ha crecido exponencialmente, al faltar nuevos cotizantes trabajadores que ayuden a sostenerlo; ha echado mano de la Caja o Fondo de Reserva de las Pensiones, que es la garantía de sostenibilidad de las jubilaciones que, durante muchos años, fueron ahorrando los abuelos, con una parte de sus salarios; y de la que todavía se sostienen familias enteras, al faltar nuevos puestos de trabajo y nuevas aportaciones; para rellenar con estos fondos ahorrados por los abuelos, los agujeros, "rotos" y "descosidos" que se van produciendo en el entramado financiero del Estado; a causa de los errores, torpezas y falta de previsiones de sus responsables.

El plan gubernativo diseñado por los señores ministros, en estrecha correlación y complacencia con la canciller alemana, parece diseñado por el mismísimo Machiavello: el tiempo y los decesos naturales solucionarán los problemas de estas poblaciones.