TLtlegó aquí está. Viene con lavadora donde meter toda la ropa usada y ponerla a lavar, a secar y a airear, para limpiarla de las impurezas tan puras que tiene julio y agosto, días de soles, tardes de café, noches de luna, sal y copas. Risas, sonrisas, complicidades, encuentros, azares y hechos. Llegó, y como un destino marcado por entes superiores todos debemos borrar del rostro las pequeñas lucecitas del camino y ensombrecernos con los abismos de lo que vendrá: cada cual con lo suyo, que no siendo lo mismo, es posible que sea parecido. Y si no es de inmediato, probablemente en pocos días o semanas, el tiempo que tarda en irse para otro lugar el bronceado, los rostros dejarán de brillar y- cada cual con lo suyo. Pues no, propongo desarrollar una nueva forma de adaptación social (que aunque contradictoria es posible): la exclusión social y voluntaria al ritmo que inaugura septiembre. Decía alguien que no es muy inteligente repetir el mismo proceso esperando resultados diferentes cuando hasta ahora se ha comprobado que el resultado siempre es el mismo. Y con eso me quedo. Si a nadie le gusta, hasta lo que yo desconozco, el regreso a los imponderables de lo cotidiano: desdichas, malhumor, disgustos, cinismo, falsedad, etcétera, pues ya tenemos la solución, mirar hacia atrás en lugar de mirar hacia adelante, hacer un cambio de rumbo, pues retroceder también puede ser avanzar. Y ponernos de nuevo el bañador, aunque sea simbólicamente, con corbata y zapatos de tacón. Por aquello de mantener otra actitud que nos ofrezca otros resultados más allá de los ya esperados. Y estar atentos, de atención, al cantautor colombiano Jimmi Pineda : "cuídate de lo que piensan, no creas todo lo que ves, no te olvides que el destino es posible y nada más, necesita del deseo de toda tu libertad".