Si la capacidad de sentir vergüenza resulta una buena brújula moral, no lo es menos comprobar cómo la violencia, sea del género que sea y apunte hacia cualquier ámbito de la sociedad, siempre quedará reducida a única razón de quienes no tienen razón. Así lo parecen demostrar las innumerables muestras de repulsa y condena procedentes de todas las esferas de la sociedad extremeña hacia el injustificable e inexplicable lanzamiento de dos cócteles molotov contra la sede central de EL PERIODICO EXTREMADURA en la madrugada del pasado sábado. Desde instituciones y organismos públicos a medios de comunicación, tanto escritos como radiofónicos, así como partidos políticos, colectivos sociales, asociaciones privadas, lectores en general y anunciantes, han sido muchas las muestras de solidaridad recibidas este fin de semana en la sede de EL PERIODICO. Y es precisamente ese apoyo, ese gesto tan propio de una sociedad democráticamente madura como la extremeña, sea quien sea el objetivo de actos vandálicos de esta naturaleza, lo que resulta tan de agradecer cuando es la palabra, la voz o la imagen el único instrumento para hacernos más libres. Es por ello, y por el bien de una convivencia ganada a pulso en democracia, que ataques tan incalificables no deben quedar impunes. Nunca.